El Museo de la Naturaleza y el Hombre, de Museos de Tenerife, ofrece al público, desde mañana miércoles, día 3, la exposición ‘Hola, Caracola. Conchas: joyas del mar’. Con ella, el Cabildo quiere dar a conocer una de las mejores colecciones de este Museo, con más de 130.000 ejemplares pertenecientes a especies de diferentes zonas del mundo.
La consejera insular de Museos, Amaya Conde, destaca el hecho de que esta muestra “pretende concienciar en esta época del año, en la que se acude a las zonas costeras, sobre la importancia de estas especies en el ecosistema marino, aún cuando son conchas vacías que vagan en la arena”. Un ejemplo de su importancia es que los componentes principales de la arena blanca de las playas de la Isla son minúsculos trocitos de conchas
Hola, Caracola. Conchas: joyas del mar, que permanecerá abierto hasta el día 1 de septiembre (de martes a sábado, de 09,00 a 20,00 horas, y domingo, lunes y festivos, de 10,00 a 17,00 horas), y el acceso a la misma es gratuito.
Así, se enmarca en el proyecto Playa Emeneache, que ofrece un escenario natural para albergar exposiciones, actividades musicales y cinematográficas que dinamizarán de una manera original el verano de 2013.
Desde siempre la especie humana ha sentido atracción por esas pequeñas joyas de la naturaleza que son las conchas de los moluscos marinos. Quizás, por esa razón, sea uno de los grupos zoológicos mejor estudiados, compuesto por un gran número de especies –cerca de 100.000–, que se distribuyen a lo largo y ancho de todo el mundo, desde la línea donde apenas llega la maresía de las olas hasta las profundidades abisales. A ello se une la gran variedad de formas y colores que van desde pequeños seres microscópicos a conchas de más de un metro, y del gris más opaco a los amarillos, verdes y azules más brillantes.
A lo largo de la historia las conchas marinas han sido valoradas como objetos de adorno en los hogares y como abalorios, monedas de cambio en varias culturas, símbolos de culto, instrumentos de sonido y un sinfín de utilidades varias. Sin embargo, una de las actividades que más daño ha causado a los moluscos, sobre todo a los más vistosos o más difíciles de recoger, ha sido el coleccionismo, llegando incluso a extinguir a algunas especies.