EFE.- Siete bronces monumentales de la época tardía de Henry Moore se exhiben desde hoy en cuatro plazas de Santa Cruz de Tenerife para mostrar las obsesiones del creador -madres e hijos, figuras yacentes- en una ciudad que cuenta desde 1977 con una de sus célebres piezas, el «Guerrero de Goslar».

HENRY MORE Escultura de la rambla

La exposición pertenece al programa de «Arte en la calle» de la Obra Social «la Caixa» y podrá verse en las plazas del Patriotismo, del Príncipe, de la Candelaria y de España de la capital tinerfeña hasta el 1 de diciembre de 2013, para luego visitar las calles de Las Palmas de Gran Canaria, Valencia, Bilbao y Sevilla.

Para la muestra escultórica a cielo abierto, que también organiza la Fundación CajaCanarias, se ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la capital tinerfeño y de la Fundación Henry Moore, que ha seleccionado las siete esculturas de la muestra.

Según comentó la jefa de Colecciones y Exposiciones de la Fundación Henry Moore, Anita Feldman, se trata de bronces tardíos realizados entre 1960 y 1980, seis años antes del fallecimiento del escultor británico, y reflejan los grandes asuntos que lo inspiraban, como la relación entre madre e hijo.

Una de las piezas combina esta obsesión con otra de sus temáticas favoritas, las figuras reclinadas, con piezas conectadas que sugieren que la exterior es la madre que protege al hijo, la más interna.

Pero también hay una figura reclinada en dos piezas que muestra cómo el artista nacido en Yorkshire en 1898 fusiona el cuerpo humano con las formas rocosas y el paisaje y de esta forma, convierte rodillas y pechos en montañas.

Asimismo la muestra incluye piezas verticales, como la «Gran figura de pie: filo de cuchillo», realizada en 1976 y que evoca a la «Victoria alada de Samotracia».

En ella Moore recurre a la creación de una obra monumental desde un fragmento encontrado en la naturaleza, en este caso, un trozo de hueso de pájaro.

Un proceso similar, el hallazgo de piedrecillas en el campo, le había servido para crear en 1963 su «Pieza de bloqueo» y siete años más tarde, el «Óvalo con puntos» que fue desvelado hoy en primer lugar para inaugurar la muestra, un bronce gigantesco que surge a partir de la visión de una pequeña piedra en el estudio de Moore.

Como relató Anita Feldman, la creación a partir de objetos encontrados al azar en la naturaleza confiere al arte de Moore una universalidad «en la que todos nos reconocemos».

La muestra recupera la vinculación de Moore con España, país que visitó en 1934 y cuyo conflicto bélico posterior le conmocionó hasta tal punto que le inspiró su primera litografía, «Prisionero español», tras ver a los republicanos en campos de refugiados franceses.

También conoció a Picasso en el proceso de creación del «Guernica», y la representante de la Fundación Henry Moore se mostró convencida de que el surrealismo y el arte español influyó mucho en su creación y en cómo cambió el concepto moderno de la escultura.

Pero además la muestra recupera «el ligamen» de Moore con Santa Cruz de Tenerife, una ciudad que ha tenido en sus calles al creador británico desde la exposición de esculturas al aire libre, de la que este año se cumple el 40 aniversario, precisó el secretario general de la Fundación «la Caixa», Lluis Reverter.

Por ello el alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, invitó a todos los ciudadanos a recorrer «los rincones» en los que se han emplazado las siete esculturas de Moore y además, a visitar «la octava», el «Guerrero de Goslar» que el artista cedió en 1977 a la ciudad, primera española en contar con una creación suya al aire libre.

María Dolores Pelayo, secretaria de la comisión gestora de la Fundación CajaCanarias, apoyó la idea de realizar «grandes iniciativas que no se desdibujen», sino que impliquen eventos culturales «de primer orden, de primera fila mundial en el patrimonio».

También Andrés Orozco, director territorial de «la Caixa» en Canarias, subrayó «la pasión» con la que instituciones públicas y privadas han colaborado «desde el primer momento» y destacó la selección de Santa Cruz de Tenerife como primera ciudad española en inaugurar la muestra por su vinculación a los grandes proyectos escultóricos en la calle.