Filmoteca Canaria cierra la programación de 2013 con un ciclo dedicado a Don Siegel (1912-1991), director con una dilatada trayectoria cinematográfica a sus espaldas con la que, a pesar de algún altibajo, supo mantener su estilo, con historias poderosas, contundentes y duras. El ciclo incluye cuatro de sus mejores películas y dará comienzo con ‘La invasión de los ladrones de cuerpos‘, el martes 12, en el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria y el jueves 14, en los Renoir-Price, en Santa Cruz de Tenerife. Ambas a las 20.30 horas.

Fotograma_Invasion de los ladrones de cuerpo

El ciclo, que se ofrece en versión original (inglés) con subtítulos en español, se completa con los títulos ‘El Carnaval de la muerte’ (1964); ‘Código del hampa’ (1964); y ‘El seductor’ (1971). El precio de la entrada a estas sesiones es de 2 euros (1 euro estudiantes y jubilados).

La película que inaugura el ciclo es de ciencia ficción, rodada en el año 1956. Trata sobre un médico de provincias que regresa al pueblo de Santa Mira tras un congreso y se encuentra con una situación extraña: algunos de sus pacientes acuden a él asegurando que un pariente cercano (padre, hermano, cónyuge…) no es quien dice ser, que tiene su apariencia y sus recuerdos, pero que carece de sentimientos.

Al cabo de uno o dos días ese mismo paciente acude a la consulta asegurando que todo ha vuelto a la normalidad y que no hay nada de qué preocuparse. Sin embargo, los habitantes del pequeño pueblo de Santa Mira están siendo sustituidos por réplicas que nacen en unas misteriosas vainas gigantes, sin procedencia verificable, producto de una invasión implacable e invisible.

Don Siegel logró con sus películas trascender las limitaciones de la serie B y aportar títulos muy significativos a diferentes géneros, como la ciencia-ficción (La invasión de los ladrones de cuerpos), el cine negro (Código del hampa) o el western (El seductor). No sólo ejerció una gran influencia sobre el cine de género, aportando un punto de vista inconformista y revitalizador a lo largo de más de treinta años, sino que también impulsó la carrera de Clint Eastwood como director: «Él me animó a que dirigiera y yo le animé a ser actor… Yo creo que si hay algo que verdaderamente aprendí de Don Siegel es a saber lo que quieres rodar y a saber qué estás viendo cuando lo ves; y eso es algo que no he visto muchas veces en todos estos años».

Así recordó Eastwood el magisterio de Siegel, para quien trabajó como actor en cinco ocasiones que le sirvieron para conocer, y posteriormente desarrollar en sus propias películas, su inconfundible estilo, un estilo directo, siempre centrado en la esencia del relato y con un ritmo enérgico e impactante. Siegel fue un artesano muy consciente de su papel en la historia del cine americano, un profesional que se permitió mostrar en imágenes, cuya capacidad de sugestión crece en cada nueva visión, lo que gran parte de las películas de su época obviaba sistemáticamente.