Tres Gracias Antonio Canova_wide_color

El romancero español dio lugar a variantes y disgregaciones de curiosa factura. En México, la corrupción y transculturación de romances antiguos fue el germen del género folklórico más popular de este país. Nos referimos al Corrido, que es una estructura músico-literaria a través de la cual el pueblo mejicano transmite pequeñas y grandes historias usando melodías simples en compás ternario, con versos generalmente octosílabos.

El ejemplo más evidente de un romance que se adaptó a la forma de corrido es el conocido como La Martina, que narra un episodio de infidelidad conyugal con final trágico. Suele empezar con los siguientes versos:

Quince años tenía Martina
cuando su amor me entregó
a los dieciséis cumplidos
una traición me jugó.

Según parece, se trata de una refundición del antiguo romance del ‘Alba Niña’ (o ‘La Adúltera’ o el ‘Blancaniña’), que conoció una fama y popularidad que se extendió desde México a toda América en su forma de corrido. Cantada por mariachis y solistas, versionada en incontables ocasiones, no hay un mejicano que no conozca la famosa canción.

En Canarias, el gran estudioso de nuestro romancero, Maximiano Trapero, ha encontrado cinco versiones en varias islas, como La Palma o Lanzarote. La curiosidad de la variante lanzaroteña es que combina la forma del antiguo romance con la actual estructura estrófica del corrido. No deja de ser un sincretismo curioso,  en una isla en la que la influencia de la música mexicana no se hizo notar demasiado en su folklore.

La popularidad de este romance-corrido se extendió en la tradición oral desde Cuba hasta Chile, donde Trapero recogió versiones en la isla de Chiloé. No deja de sorprender cómo muchas parrandas lanzaroteñas actuales abordan repertorios mejicanos, pero no acuden a este corrido, que une Lanzarote y México con la más antigua tradición romancística.

 

*Imagen retocada. Original: Las Gracias de Antonio Canova. Obra escultórica.