Fantasía sexual_wide_color

Tómale después entre las manos
El miembro genital recién nacido,
Al qual daba loores soberanos
Poniéndole contino este apellido:
¡Oh padre universal de los humanos
De quien tantas naciones an salido!
¡Tú solo das contento a las mujeres
Y en ti se cifran todos sus plazeres!

Furiosamente a todas acometes,
Y con mayor ardor a las doncellas,
Entre las quales, quando te entremetes,
A la primera vuelta triunphas dellas.

Tienes tanto dulcor quando te metes,
Que aquel dolor que entonces sienten ellas,
Es puntilla del agro que se añade
Al muy dulce manjar porque no enfade.

Entre casadas eres tan contino
Que, si discretas son, nunca te dejan,
Y aunque tengan hecha ya el camino
Por más gustar se duelen y se quejan.

Mas como vienes luego y tomas tino,
Y ellas mesmas la entrada te aparejan,
Entras muy orgulloso y entonado
Y sales muy humilde y despechado.

Viudas como yo, Dios sabe quantas
Noches no duermen sin tu compañía,
De aquestas nunca vivo te levantas
Por más que traygas brío y osadía…

(Fray Melchor de la Serna: El sueño de la viuda)

Día a día, el campo de la sexualidad avanza a pasos gigantescos, tanto que la fantasía y la realidad algunas veces parece no tener límite.

Las fantasías sexuales son representaciones mentales creadas por el inconsciente de forma voluntaria o involuntaria. Comienza con la pubertad y suelen acompañar al ser humano durante toda su existencia. Freud las definió como “representaciones no destinadas a ejecutarse”. Quizás porque si se ejecutaran perderían el efecto estimulante que tienen, la magia. La idealización.

Pero las tornas se han vuelto y es la mujer la que, contrariamente a lo que se pensaba en el pasado, también tiene fantasías y somete al hombre y de mutuo acuerdo con su pareja controla la fantasía sexual, ocupa su espíritu, convierte el sexo en ficción y al hombre en el objeto de deseo dominado.

El sueño de la esposa del pescador_Hokusai

El sueño de la esposa del pescador (1820). Hokusai

La Fantasía de la dominación está a la orden del día en la canción y el videoclip, en la literatura erótica-amorosa y en las películas “normales”. Ya nadie se extraña de que la mujer represente esas invenciones, el misterio, su actitud agresiva y amenazante o que una joven ate a su compañero con unas esposas a las barras de la cama, como hizo Melanie Griffith en ‘Algo Salvaje’ en el año 1986.

La figura tradicional de la dominadora se ha vuelto familiar. Pero unos años antes, Franco Brogi Taviani realizó el guión y dirigió una película que sorprendió a la sociedad, una película que en España se llamó ‘Las Perversiones de Wanda’ y recordemos como el caballero vienés conoce a Wanda y se casa con ella, una ama de casa excelente, todo lo contrario a la dominadora de ‘La Venus de las pieles’, producto de su fantasía.

Sin embargo, él decide metamorfosear a esta insípida compañera, le hace firmar un contrato, y le exige que sacie la bestia que hay dentro de él, que desgarre su cuerpo con sesiones de humillación y flagelación… En fin, una comedia de un escritor que se obstina en querer satisfacer sus gustos sexuales a través de una mujer mediocre, completamente cerrada a su mundo imaginario.

Al mismo mundo y al mismo tema que ahora nos trae Roman Polanski en ‘La Venus de las pieles’. Basada en la obra teatral de David Ives, retrata a una actriz Emmanuelle Seigner, que llega tarde a una audición para un director inclinado al masoquismo, Mathieu Amalric, desciende hasta su alma y escucha los placeres que bullen en su cerebro, sus confesiones. Se embarca en una encarnizada batalla de sexos.

Polanski ha vuelto a rodar con su esposa, Emmanuelle Seigner, ha vuelto a hacer un cine provocador, una comedia, porque según él el mundo sufre un puritanismo cada vez más absurdo.

 

Foto de Rosario Valcárcel

Rosario Valcárcel

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