El Cabildo saca a la luz una nueva sección digital que bajo el título ¿Sabías que…? muestra curiosidades, anécdotas, particularidades de algunos objetos, piezas o especímenes; referencias a antiguas expediciones; resultados de los trabajos de investigación y otros temas vinculados con Museos de Tenerife.

¿Sabías que...? Museos de Tenerife

¿Sabías que…? Sección digital

El objetivo de la misma es satisfacer las inquietudes y despertar el interés del público por las diferentes disciplinas que, de alguna manera, guardan relación con los contenidos de las salas o con la labor de investigadores y especialistas que trabajan en estos espacios, intentando con este acercamiento, a través de un lenguaje asequible y sencillo, llegar a todo el público.

En palabras de la consejera insular de Museos, Amaya Conde, “tenemos la intención de continuar con la importante labor de difusión y divulgación que desarrollamos desde hace años, y hemos creado esta nueva sección digital para hacer visibles los contenidos que describen, explican y contextualizan las colecciones y fondos que albergan nuestros centros museísticos”.

La sección ‘¿Sabías que…?’ abordará un tema diferente y un museo distinto cada semana. Así, comienza la ‘Colección Húmeda’ del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, que cuenta con cerca de 16.000 ejemplares almacenados en recipientes con líquidos apropiados para mantenerlos en perfecto estado de conservación.

Amaya Conde indica que “el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife alberga varios miles de frascos, de tamaño diverso, con colecciones húmedas de distintos grupos zoológicos y de zonas diversas (invertebrados y vertebrados marinos y terrestres), que son cuidados y tratados con los desvelos de nuestro equipo de conservadores, aplicando novedosos procedimientos que se recogen de investigaciones de profesionales que publican sus trabajos sobre esta materia tan compleja como poco conocida”.

Los museos de ciencias naturales acogen, entre sus fondos, dos tipos de colecciones: secas (naturalizadas o disecadas) y las llamadas húmedas, donde se incluyen especímenes que se conservan dentro de recipientes contenedores inmersas en líquidos conservadores. Estas últimas son menos conocidas por el público en general dada su mayor dificultad para la exhibición.

El procedimiento a seguir a la hora de llevar a cabo este proceso de conservación es complejo, distinto según el organismo de que se trate y, en ocasiones, hasta peligroso por el uso de material tóxico. Aunque no tan sensibles a los factores externos como los ejemplares disecados (aves, peces…), hay que tener en cuenta que para preservarlos se requiere un protocolo específico y muy estricto para que el paso del tiempo y las condiciones ambientales no deterioren este material, en la mayoría de los casos, de gran valor.

En este sentido, los contenedores deben estar cerrados sin posibilitar escape de vapores, protegidos de la luz, con una temperatura adecuada, en habitáculos seguros, perfectamente catalogados y fácilmente localizados. Además, dentro de cada uno de los recipientes y, en función del tipo de organismo de que se trate se usará un tipo de líquido como formalina, alcohol o propiónico, a unas proporciones concretas. Para la manipulación de estas sustancias se precisa además del aprendizaje de técnicas elaboradas y contrastadas, la protección adecuada para evitar la inhalación de vapores.

Como resultado de esta labor de conservación, las colecciones en húmedo de algunos museos que contienen registros de cientos de años −procedentes de campañas históricas, algunas muy conocidas− se encuentran actualmente preservadas en buen estado.