Romeria Tegueste_wide_color

Como hemos apuntado en alguna ocasión, las romerías canarias, en su concepción actual, son un desfile festivo que recrea nostálgicamente una realidad inexistente. Desprovistas de su sentido votivo inicial, la gran mayoría fueron reinventadas a mitad del siglo XX, como una forma de exaltación del tipismo y los iconos de la cultura campesina y pastoril. La romería es rito de comensalidad y catarsis colectiva, en la que se concitan diversos elementos de una identidad un tanto prefabricada. Pero eso no le quita valor como cita festiva que cuenta con muchos seguidores en varias islas, siendo Tenerife la que más apostó por este tipo de manifestaciones.

Una de las romerías más populares y celebradas es la de San Marcos Evangelista, en el enclave tinerfeño de Tegueste. Su concepción actual data de 1969 y cuenta con algunos elementos de notable interés dentro de la etnografía y el arte popular.

Una de las señas de identidad de esta romería son los tres barcos que desfilan tirados por yuntas de bueyes y representan a los barrios de Pedro Álvarez, el Casco y San Luis. El origen de estos navíos de tierra adentro ha suscitado no pocas controversias, aunque ciertos documentos datan sus inicios en 1600, ligados inicialmente a la fiesta de La Librea, que se comenzó a realizar como acción de gracias hacia la Virgen de Los Remedios, que -según la tradición- intercedió para sobrevivir a la epidemia conocida como Peste de Landres.

Junto con los barcos, la ancestral Danza de Arcos de Flores y las carretas engalanadas (magníficas obras de elaborada artesanía), conforman los elementos más conocidos y emblemáticos de esta romería, que significa para Tegueste uno de sus más preciados elementos de identidad como pueblo, y en torno al cual se realizan diversas tareas que alimentan el tejido social de la comunidad.