EFE.- Medir las huellas de ondas gravitacionales del Big Bang podría conseguirse a finales de 2015 por medio del experimento español Quijote, instalado en el Observatorio del Teide (Tenerife), ha dicho el director del proyecto y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo.
El proyecto Quijote busca si en el origen del Universo se produjeron ondas gravitacionales, para lo que se utilizan dos telescopios que captan las microondas del fondo cósmico de radiación originada en los primeros instantes, y en él colaboran astrofísicos y tecnólogos de varios centros británicos y españoles.
Según se indica en un comunicado del IAC, durante la inauguración del congreso internacional «Philosophy of Cosmology» que se celebra en Tenerife, Rafael Rebolo dijo que la tensión entre los grupos que tratan de entender qué ocurrió en el origen del Universo se disparó el pasado marzo con el anuncio de la detección de ondas gravitacionales originadas en el Big Bang por parte del equipo del telescopio BICEP2.
Añade el IAC que el que se demostrara poco después que el hallazgo podría, después de todo, no serlo, no ha aligerado el ambiente sino todo lo contrario: «significa que aún no hay ganador y por tanto la carrera continúa».
Rafael Rebolo ha indicado que es muy difícil ganar en esta carrera «pero si no lo intentamos nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado. Las características de nuestro experimento hacen que tengamos posibilidades razonables de éxito».
Explica el IAC que la competición en cuestión atañe a la medida de una señal «debilísima en la radiación cósmica de fondo, una luz que llena todo el cielo», invisible al ojo humano pero detectable con detectores de microondas, emitida poco después del Big Bang.
La teoría predice que esa gran explosión inicial generó en el espacio-tiempo ondas que habrían dejado en la radiación de fondo una huella característica, pero muy difícil de medir.
Los científicos se refieren a esa firma como «modo B en la polarización de la radiación de fondo».
El experimento QUIJOTE CMB (del inglés Q-U-I JOint TEnerife CMB experiment) es una colaboración entre el IAC, el Instituto de Física de Cantabria, el Departamento de Ingeniería de Comunicaciones (Santander), el Observatorio Jodrell Bank (Manchester, Reino Unido), el Cavendish Laboratory (Cambridge, Reino Unido), y la compañía española IDOM.
El primero de los telescopios QUIJOTE, con un instrumento, ha empezado a tomar medidas mientras que el segundo se instaló en julio y verá su primera luz en diciembre, y los primeros resultados se esperan para finales de 2015.
Rafael Rebolo ha señalado que Quijote se distingue del resto de experimentos por el tipo de medidas que realiza, y comenta que el problema detectado en los resultados de Bicep2 deriva de que sólo es capaz de medir en una única frecuencia, que resulta ser la misma en que también emite, y muy intensamente, el polvo presente en la Vía Láctea.
Poco después del anuncio por parte de Bicep2, en marzo, varios investigadores alertaron de que en los resultados publicados era imposible discernir entre la emisión del polvo de la galaxia y la señal de polarización en la radiación de fondo cósmico.
En cambio, añade Rafael Rebolo, Quijote tendrá seis frecuencias activas y distintas de las de Bicep2, y eso «salva al experimento de la influencia del polvo galáctico, aunque no de la emisión llamada sincrotrón -causada por electrones acelerados que bañan el espacio interestelar-.
Por eso uno de los primeros objetivos de Quijote es caracterizar de forma muy precisa esta señal de fondo, que deberá ser restada de las medidas.