El Museo de Bellas Artes renueva la sala dedicada a Pedro González. El nuevo espacio ofrece una perspectiva más completa del autor, al contar con piezas creadas entre los años 1960 y 2004

El Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife ha reabierto recientemente la sala ‘Pedro González’, tras proceder a su restructuración y mejora, dentro del programa de obras de acondicionamiento de que ha sido objeto la pinacoteca. Actualmente, con más espacio y luminosidad, se pueden contemplar en ella siete obras de este pintor canario de reconocido prestigio y fundador del grupo ‘Nuestro Arte’, que forman parte de los fondos del Museo. Hasta la fecha no se podían exhibir todas por falta de espacio, al tener que compartir la sala con otras obras contemporáneas de gran formato pertenecientes a las colecciones del Gobierno de Canarias y TEA.

Sala Pedro Gonzalez

Al artista le han concedido importantes premios y galardones en su trayectoria artística, entre ellos el  1º Premio en la Exposición Regional de Pintura y Escultura de Santa Cruz de Tenerife (1960), el Premio de Honor en la Exposición Regional (1962), el Premio del Cabildo Insular (1965), el Premio Canarias en el apartado de Bellas Artes (1988), etcétera.

La sala que lleva su nombre se encuentra situada en la plata 0 del Museo de Bellas Artes y en ella su pueden contemplar las siguientes obras: ‘Serie la ciudad (Santa Cruz de Tenerife)’, técnica mixta sobre lienzo (2004); ‘La riada’, técnica mixta sobre lienzo (2002); ‘Cosmoarte’, técnica mixta sobre lienzo (1965); serie ‘Icerse’, técnica mixta sobre lienzo (1962); ‘Sin título’, óleo sobre lienzo (1990); ‘Cosmoarte’, óleo sobre lienzo (1965).

El cuadro ‘Mujeres y casas’, óleo sobre lienzo, que obtuvo el primer premio en la I Exposición Regional de Pintura y Escultura de Tenerife (1960), está provisionalmente retirada por encontrarse en proceso de restauración, que está realizando al experta Patricia Iñiguez Aguaviva.

En la historia del Museo de Bellas Artes el grupo ‘Nuestro Arte’ juega un papel fundamental al abrir en los años 60 un amplio proceso de renovación que no solo incide en los lenguajes artísticos sino también en el aparato cultural de Canarias. La figura de Pedro González (1927) es fundamental para poder entender este profundo cambio artístico y social. En palabras del propio pintor: “La idea original era contar con todos los que de alguna manera estaban por el cambio, en los diferentes órdenes, de una situación asfixiante. Regía la voluntad progresista e innovadora, no hubo un manifiesto que restringiera la participación, ni siquiera una selección cualitativa en las exposiciones que organizábamos por lo que ofrecían a veces un aspecto algo heterogéneo. En realidad se trataba de abrir un frente común a favor de incorporación del arte a lo que se estaba haciendo en la escena internacional desde hacía años”.

En la búsqueda de su propio espacio, ‘Nuestro Arte’ no se remite a las vanguardias históricas, sino que entiende y asume los procesos históricos y los incorpora como parte del pasado que les permite trabajar desde la práctica que les era contemporánea y que en el caso de Pedro González pasó por el informalismo. No creían en la utopía vanguardista, la transformación del mundo por medio de la obra de arte-. Desconfiaban del surrealismo y la abstracción geométrica. En cambio estaban entusiasmados con los planteamientos de grupos como ‘El Paso’.

El Museo de Bellas Artes pasó por tanto a ser, junto a las tertulias de los cafés ‘El Águila’ y ‘Sotomayor’, un centro neurálgico de actividad creativa, un espacio de libertad en el que se normalizó la presencia de la mujer en el arte y se abrió una ventana a los procesos contemporáneos de creación y pensamiento al abrir sus puertas a un amplio sector de la ciudad que demandaba un cambio social en todos los órdenes.