Un Mahler de lujo para la Sociedad Filarmónica
Opinión por Lothar SIEMENS

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De excepcional por su contenido y su calidad interpretativa debemos calificar el concierto inaugural de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas, celebrado en el Teatro Pérez Galdós el jueves 1 de octubre. En él, una selecta formación de cámara (15 maestros) de la llamada ‘Orquesta del Atlántico’, dirigidos por Isabel Costes, ofrecieron un programa ambicioso y arriesgado con dos grandes obras de Gustav Mahler: las ‘Canciones de un camarada errante’ y la primera sinfonía, la llamada ‘Titán’.

Las canciones fueron dichas con gran exquisitez por el barítono tinerfeño Augusto Brito, voz dúctil de bello timbre, quien expresó en correctísimo alemán los textos de estas bellísimas canciones, cantándolas con la maleabilidad que sus estados de ánimo y sentimientos requieren. Supo transmitir la poesía y finura de esta gran obra de Mahler, y obtuvo el premio unánime de un público inteligente y entendido, que supo valorar su arte.

isabel costes_Mahler de lujoLa reducción para 15 instrumentos de una sinfonía para gran orquesta como la ‘Titán’, sabio y eficaz trabajo del británico Iain Farrington, en el espíritu de lo que hacía Schoenberg en Viena con músicos de su entorno para dar a conocer grandes obras sinfónicas de su tiempo adaptadas a versiones de más reducido formato, nos situó ante una versión de cámara en la que no falta nada y todo resplandece de otra manera. La aportación de los 15 solistas, excelentes maestros todos, brilla y aflora de manera directa, descarnada, sin el velo de la masa orquestal que la dulcifica y arropa en la versión original. Pero no por ello se pierde un ápice de la grandeza de esta obra, en la que los contrastes orquestales son tan importantes. La sabiduría del transcriptor ha sabido preservar la esencia dinámica del conjunto y su riqueza de colorido.

Es por demás, huelga decirlo, una sinfonía entrañable, con ese dilatadísimo despertar de la naturaleza dormida en el primer movimiento, el delicado vals que transcurre nostálgico entre lo anodino y lo grotesco en el segundo, la sombría propuesta del tercero, basado en una versión en tono menor del canon ‘Frère Jacques’, reflexión honda e inquietante, y, por último, en esa explosión jubilosa final, preparada con demora, alimentada desde la sabiduría eficaz de un Mahler dominador de los timbres y las masas, exultante al fin…

Si la aportación de los instrumentistas fue sobresaliente, el trabajo de la maestra Isabel Costes fue impecable, con un entendimiento total de las partituras que maneja y con una solvencia artística de primer rango. Especialmente impactante fue la calidad poética que confirió a las canciones y, en particular, al segundo movimiento de la sinfonía, donde expresó sus más delicados matices tocando con su batuta el cielo de la poesía, contrastados con energía cuando el devenir musical lo exigía. Su alma de gran artista es innegable. Una salva muy prolongada de aplausos y bravos puso punto final a este concierto, con el que la Sociedad Filarmónica de Las Palmas inaugura con tan lujosa propuesta su temporada de conciertos.