“Si tuviera que quedarme con una única instantánea mía, no lo dudaría: aquellas que recogen mi contemplación del David de Miguel Ángel”, les reconoció Martín Chirino a los periodistas en la presentación de la exposición ‘Martín Chirino, el herrero fabulador’, de Alejandro Togores, el pasado miércoles, en la sede de su Fundación. Curiosamente, Miguel Ángel Buonarroti compuso su monumental obra al estreno del siglo XVI, al mismo tiempo en que el gobernador Alonso Fajardo creaba la estructura inicial del Castillo de la Luz, en la Bahía de las Isletas, hoy sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino.

Entre Cervantes y Miguel Ángel, el sueño del escultor

Presidiendo la planta de entrada de su Exposición Permanente se encuentra su emblemática obra ‘Homenaje al Quijote…Gigantes que no molinos’ (en la imagen), y cuya solitaria y desnuda contemplación adquiere hoy la especial relevancia de la conmemoración del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes.

Conforme al lema de Chirino “De lo particular a lo universal”, esa escultura aparece flanqueda por dos lustrosas piezas de su serie “Mi patria es una roca”, de homenaje al poema netamente insular de Nicolás Estévanez.

¿Habrá un don Quijote de Canarias, para quien La Mancha haya sido sustituida por la estepa marina, y en cuyo caso, “Gigantes que no molinos” esté referido a la perpetuidad de las olas…? El sueño de Don Quijote, de Buonarroti y el del propio Chirino coinciden con el sueño decretado por William Skakespeare, de quien también se cumplen hoy, 23 de abril, cuatrocientos años de su muerte. “Estamos tejidos de la misma tela de los sueños y nuestra vida se cierra con un sueño”, escribió el autor de ‘Hamlet’ .