El Parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife acogerá del 26 al 30 de mayo una nueva edición de la Feria del Libro. Una nueva oportunidad para que los amantes de la lectura conozcan de primera mano algunas de las novedades literarias y a sus protagonistas creadores. Entre ellos, Pilar Ardón, escritora madrileña que, después de títulos como ‘Los viajes de Sara’ y ‘Viajes inocentes’ llega a Tenerife para presentar su última entrega, ‘Las efímeras’, una novela sobre la dominación, la dependencia y el deseo de acaparar y controlar la vida de los seres cercanos.

– En todo el proceso creativo de un libro, de principio a fin, ¿cuáles son los mejores momentos y cuáles los peores?

Pilar ArdonLos buenos momentos se dan cuando puedo disponer de horas para escribir o leer sin que nada me interrumpa, y los peores cuando esa interrupción se produce. Mi idea de la literatura es bastante sencilla: consiste en sentarme durante horas a leer o a escribir. El ejercicio de la escritura en sí mismo es lo que me atrae.

– De un libro a otro, ¿se llega a madurar como escritor?

Puede pensarse que después de haber terminado un libro se sabe cómo avanzar con firmeza y cómo plantear el siguiente. Cuáles son los trucos para hacerlo. Pero no es así. No hay trucos. Con cada libro comenzamos a dar los primeros pasos de nuevo.

– Háblenos un poco de ‘Las efímeras’.

Las dos hermanas que inician la trama de la novela, Dora y Violeta Oliver, viven en una casa aislada dentro de una comunidad llamada la Ruche que, en sí, ya es un espacio aislado. Han estado juntas siempre y, en principio, siguen en ese lugar porque así lo desean, pero poco a poco vamos descubriendo que una de ellas, la mayor, Dora Oliver, es quien decide lo que han de querer las dos, es quien cree controlarlo todo y es quien ejerce el poder sobre lo que tiene a su alrededor, que incluye el destino y la forma de vida de su hermana pequeña. Su existencia se ha ido desarrollando de esa manera a lo largo de los años, hasta que Violeta toma una decisión un día y decide huir, escaparse y, de esa forma, cometer el peor pecado que podía cometer a ojos de su hermana. En ese instante, Dora descubre que en realidad no dominaba nada, que nunca había tenido realmente ningún control sobre los deseos y las aspiraciones de su hermana pequeña y, paradójicamente, pasa a ser la parte dependiente de la relación. Hay bastante violencia en la historia de ‘Las efímeras’. Estamos hablando de individuos que cargan con mucha ira y deseos de venganza heredados de sus antepasados, de los fundadores de la comunidad. Denis, uno de los personajes principales de la novela, siente que su familia fue humillada, desterrada de manera injusta, y ese sentimiento sangrante determina su vida y su manera de enfrentarse a la vida. Y por otro lado está Anita, la mujer que mantiene el poder y que decide los destinos de los miembros de la comunidad casi por derecho dinástico, ya que fueron sus antepasados quienes fundaron la comunidad y abrieron la Ruche, la escuela para niños huérfanos que con el tiempo se convirtió en una comunidad de artistas, hasta llegar al tiempo presente de la novela. Ambos viven marcados por lo que decidieron sus ancestros, y ambos se sienten encerrados, atrapados, aunque parezca que en realidad ellos mismos han decidido cómo vivir. Todo esto hace que guarden mucha ira en su interior, grandes deseos de venganza. Una profunda sensación de injusticia que, en algún momento, estalla y salpica a los demás personajes.

– ¿Cuál es su técnica de escritura? ¿Cómo va dado obra a sus libros?

Lo que más me atrae de un libro es la ambientación. La forma. Plantear las circunstancias en que se encuentran los personajes, situarlos y dejarlos en su contexto. Diseñar y definir su hábitat. Mostrar un estado de ánimo que va a determinar la vida del personaje. Creo además que es ese estado de ánimo lo que perdura con el tiempo en la memoria del lector. Para mí iniciar un nuevo libro es elaborar todo esto y dar forma a un lenguaje que no sea violento aunque la historia sí lo sea. Un lenguaje que haga aún más opresiva la acción, que la dilate y la arrastre, de manera que la sensación de temor y de violencia sea aún mayor. La suavidad y el cuidado del lenguaje hacen que la trama parezca incluso más inquietante.

– ¿Cuánto hay de biográfico en sus obras?

Supongo que siempre hay un reflejo de la personalidad del escritor en lo que cuenta y en cómo lo cuenta. La propia elección de los personajes, de los ambientes por los que los mueve, de los sentimientos que les adjudica, del tono que emplea, dice mucho del autor, de sus lecturas, sus intereses, sus obsesiones. Por tanto, aunque las situaciones argumentales no obedezcan a hechos que le hayan ocurrido realmente, el tinte de sus textos, la filosofía que subyace, la intención, sí que aluden directamente a sus propios intereses. Por otro lado, en cualquier historia tiene que existir una realidad interna, coherente, que haga que el texto sea válido y que el lector entre en él. Pero la realidad de las historias, las ambientaciones y los personajes, en mi caso, se quedan dentro de cada historia. No salen de ahí. Ningún familiar, ningún amigo, podrá reconocerse en ninguno de mis personajes porque no me inspiro en personas reales.

– ¿Cuáles son su referentes actuales dentro de la literatura?

Me interesa la obra de Cynthia Ozick, de Marilynne Robinson, de A.S. Byatt, de Marta Sanz, de Sara Mesa.