Actriz e historiadora del arte, Tirma se ha formado desde joven en interpretación, arte, danza, música e idiomas con multitud de maestros de diferentes disciplinas: José Pedro Carrión, Arnold Taraborelli, María Porter, Mar Navarro, Francesc Bravo, Andrés Lima, etc. En teatro y musicales ha trabajado en España y Alemania con diferentes directores: Jens Erwin Siemssen, Jaroslav Antoniuk, Paca Ojea, Jorge Sánchez, Esperanza Lemos, Daniel Lovecchio, etcétera y con su compañía Damas de la Historia en la que realiza trabajos como directora, productora, dramaturga y actriz y de la que es co-fundadora. Ha rodado con los hermanos Ibarretxe, Emilio Ruiz Barrachina, Alicia Díaz, Daniel Diosdado, Jaime D Triviño, Nacho Uriel, Beatriz Abad, Jorge Cantos, Eli Navarro… Pronto estrena nuevo largometraje: Yerma, rodada en inglés y esta vez y dirigida por Emilio R Barrachina. Y prepara un nuevo trabajo con una directora de cine española. Sus lemas: riesgo y compromiso.
– ¿Cuándo supiste que querías ser actriz?
«Pues desde niña. Ya en mi casa jugaba a imitar los telediarios, los profesores (risas). Creo que siempre lo he sabido. En el colegio, una profesora me dio el papel protagonista de una obra de teatro y lo disfruté como loca. Tenía ocho años y fue la primera vez y en francés. Ya no he parado».
– ¿Cómo fueron sus inicios?
«Empecé en Bilbao, estudiaba teatro en la escuela de Basauri, música, esgrima… Después me fui a Madrid y me formé en William Layton. A partir de ahí, disciplinas corporales, vocales, danza, teatro físico etcétera. Pronto empecé a trabajar».
– ¿Cómo ha cambiado desde sus inicios hasta hoy?
«Supongo que he ganado naturalidad y seguridad, después de un proceso, claro. Cuando empecé en Bilbao, actuaba por intuición pero me faltaba técnica. Así que en la escuela aprendí sobre todo la técnica. Me volví muy técnica. Después con la experiencia, descubres que son muchas las formas de afrontar un personaje. Así que ahora es una mezcla. Primero me dejo guiar por la intuición, lo que me transmite la historia en una primera lectura, sensaciones, emociones, algo así como descubrir el alma del personaje. Y luego empieza un proceso de escucha, de experimentación, de creación, junto al director y el equipo donde es muy importante lanzarse a la piscina, sin miedo. Uno de mis maestros decía que el miedo es un motor. Y creo que es así, superarlo forma parte del proceso. Me gusta el riesgo trabajando, los personajes complejos, los retos… La creación está en ese equilibrio, lejos del confort. Yo lo veo así».
– De sus proyectos pasados ¿Cuál recuerda con más ilusión?
«Difícil responder. Me vienen dos. Una película que rodé en Las Palmas y donde pude profundizar en las civilizaciones y su origen, en los guanches, en el significado de mi nombre. LAL de Alicia Díaz Giménez. Un proceso creativo muy particular y enriquecedor. Y una obra de teatro: “Nocturno de la Reina”, de mi compañía Damas de la Historia. Un proyecto que me ha permitido unir mi pasión por la interpretación, la investigación, la historia. El proceso creativo de búsqueda y ensayos duró un año, y aprendí mucho. Como con cada función. No es un texto fácil, porque está lleno de imágenes, de palabras poco usuales pero llenas de belleza… Mi personaje Juana la Beltraneja es una guerrera, y una anti-heroína valiente, que luchó por sus principios hasta el final y que en mi opinión representa muchas mujeres olvidadas o desconocidas, de entonces o de ahora. En nuestra compañía decidimos producir y dar vida a esta historia».
– ¿En qué disciplinas se siente más cómoda?
«En cine y en teatro. Los dos tienen su duende, su magia. Ahora me apetece más rodar, pero empecé en el teatro, así que no puedo vivir sin ninguno de los dos».
– ¿Qué escenario o plató prefiere, cine, televisión, teatro…?
«Cualquiera de ellos te permite crear, experimentar, crecer. En el teatro el público está ahí, eso es muy mágico. En el cine, la cámara está en ti, es como si entrara por una puerta prohibida y mostrara tu verdad, esa sensación también es muy bonita, es una especie de abismo delicioso.
– «¿Cuáles son sus actuales proyectos?
Preparo un largometraje con una directora de cine española, aún en preproducción, tengo muchas ganas de ponerme en sus manos, ambas la tenemos. Una pieza de microteatro escrita por mí y una obra nueva escrita con Damas de la Historia, entre otras cosas.
– ¿Qué nos puedes contar sobre ‘El violín de piedra’?
«Fue un proceso muy bonito. Tal vez por el personaje. ¡Es mexicana! Y tiene una escena complicada que no voy a desvelar, ¡hay que verla! Fue un reto. Trabajar el acento, y la verdad de esta mujer… Soy muy exigente así que estuve dos semanas viendo videos mexicanos y probando. (jaja) Al final, un mexicano, supervisó mi acento. Luego en rodaje, con ese trabajo hecho fue muy fácil dejarse llevar con el director y disfrutar. Fue un viaje muy emocionante. Si no fuera así no haría cine. Embarcarse en cada nueva historia, tiene mucho de viaje y eso es lo bonito».
– ¿Cómo ha sido trabajar con el director Emilio Ruiz Barrachina?
«Muy fácil. Es cercano y tiene las ideas claras. Me gustó mucho que me diera la oportunidad de crear este personaje, tan lejano para mí en un principio. Confía en mí, y eso es la clave de un buen trabajo. En breve se estrena su siguiente peli ‘Yerma’ rodada en inglés con equipo internacional, y en la que también trabajo».
– ¿Tiene alguna meta (premeditada) profesional? ¿Con qué sueña?
«Pues en trabajar con mucha gente que admiro, directores, compañeros… Y dar vida a personajes femeninos, poliédricos, interesantes, para crecer, para transmitir y sobre todo para aprender. Con unir cada vez más mis pasiones, la historia del arte que estudié y adoro, mi pasión por los idiomas (actuando), la escritura y los acentos… Crear en definitiva».
– ¿Dónde, con quién le gustaría rodar?
«Con muchos directores, sobre todo los que construyen personajes femeninos interesantes. Se me ocurren muchos… No sé me viene a la cabeza ahora mismo: Carlos Vermut, Fernando Franco, David Trueba, Paula Ortiz, Medem, Daniel Monzón, Almodóvar ¡siempre! , Helena Taberna, Patricia Ferreira… Con algunos es mutuo. Y fuera: Woody Allen, ¡porque tenemos el mismo humor! (jaja) Clint Eastwood, David Lynch, los Cohen, Daldry, Haneke, Iñarritu, Cuarón, Scorsese, Coppola, Patrice Leconte, Tabernier, Kechiche, Serreau, por no hablar del cine oriental que me vuelve loca. De autor en general, intimista, es el que me gusta ver y me gustaría hacer. Y también en idiomas. Mi otra gran pasión es esa, así que me encantaría rodar fuera, en francés, en inglés, los hablo desde pequeña así que para mí es fácil trabajar así. En series también, escribí a Juego de tronos… ¡Que la inspiración me pille currando!»
– ¿Cuál es su trayectoria en relación a Internet? ¿Es usuaria de las redes sociales, profesionalmente hablando?
«Sí, es una herramienta muy buena, para mostrar tu trabajo y seguir los trabajos de los compañeros».
– Cuáles cree que son las debilidades y fortalezas de su profesión en Canarias
«Es un lugar muy bueno para crear, y tiene un público que sigue los trabajos. Pero está alejado de la península y eso dificulta que haya más intercambio. Para rodar es estupendo. No solo su paisaje, también la gente, la historia… Mi abuela era sombrerera, así que siempre ha habido cierto duende para mí, en las Islas».
– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?
«En una audición para una compañía de teatro alemana, llevé un texto mío sobre una mujer que añoraba a su pescador desaparecido mientras cogía arenques y los limpiaba. Cuando llegue al lugar de la prueba, era abierto, había llovido y estaba todo lleno de barro. Otros actores trataban de apartarse y no mojarse pero yo me metí en ese agua y empecé. Era en español y el director era alemán, así que seguramente no entendía nada, pero yo me dejé llevar por el lugar, la emoción, y rompí a llorar (el texto lo pedía). Lo que no pensé es que me llenaría la cara de barro… Al acabar me dio cosa, sin embargo eso impresionó al director, entendió la historia. Me cogió. Trabajé en dos obras con él e incluso ganamos un premio, pero sobre todo descubrí cómo exactamente quería trabajar siempre. Literalmente tirándome al barro (risas)».
– Qué consejos le daría a una persona que se inicia en su especialidad hoy?
«Que se forme, en interpretación, y en muchas cosas más, idiomas, arte, cultura, música. Que sea multidisciplinar y capaz de afrontar cualquier personaje y que explore también otras caras de la interpretación. Cuanto más profundizas, más bonito es».
– ¿Quiere añadir alguna otra cuestión que considere de interés para los lectores?
«Pues no sé, en una entrevista hace poco, hablábamos de nuestra profesión y como se ve desde fuera. Y yo decía que me gustaría que a los actores se nos considerara artesanos que trabajamos con el cuerpo y la palabra, y eso requiere disciplina, respeto y mucho amor por lo que haces. A veces se nos considera modelos y ese no es nuestro lugar. En esto las redes hacen daño. Por eso me parece bonito subrayarlo en una profesión que es tan antigua casi como la humanidad.
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