Cultura y Turismo en CanariasEl pasado 29 y 30 de marzo de 2017, el Gobierno de Canarias convocaba al sector, por enésima vez, para pedirle su opinión. En este caso la excusa era actualizar el Plan Canario de Cultura que hicimos hace unos años, aportando ideas y tiempo gratis, y que, desgraciadamente, no sirvió para absolutamente nada.

De aquel Plan nació, por ejemplo, el Consejo Canario de Cultura, del que soy miembro desde que se creó el 24 de febrero de 2014, y que en estos tres años no ha hecho nada relevante salvo reunirse tres veces para hacer declaraciones estupendas.

La razón es que los planes estratégicos, si no cuentan con una ficha financiera, solo son papel mojado.

Pero por aquello de que no nos acusen de quejarnos, protestar y no dar soluciones, acudieron a la cita un nutrido grupo de profesionales del sector, tal vez con más ideas que con ilusiones, dispuestos a aportar de nuevo lo mejor de sí mismos en siete mesas transversales:

1. Cultura y Turismo

2. Cultura y Educación (nuevos públicos)

3. Cultura, Antropoceno y Cohesión Social

4. Cultura y comunicación

5. Cultura e industria cultural (Economía, financiación)

6. Cultura y Administración Pública (Impulso legislativo)

7. Cultura, territorio y Movilidad

Estas son mis reflexiones sobre la cuestión del binomio Cultura y Turismo.

Preámbulo

Llevamos casi toda la vida hablando, y oyendo hablar, del turismo en Canarias como sector estratégico para las Industrias Culturales y Creativas, y viceversa. La teoría parece estar imbricada hasta en los discursos políticos desde hace mucho tiempo.

Las reuniones de trabajo, como esta misma para tratar de esta cuestión, han sido ya numerosas en mi memoria. Pero la realidad es que no se ha hecho nada más, en el plano pragmático, salvo el magistral ejemplo de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de César Manrique en Lanzarote. Todo un espejo en el que deberíamos mirarnos, porque todo está ya inventado.

Introducción

Los canarios no solo somos receptores de turismo, también somos turistas y como tales sabemos, de primera mano, lo que significa hacer turismo.

No viajamos a Italia para conocer la obra de Oscar Domínguez o de Manolo Millares, ni para comer papas arrugadas o un escaldón, o visitar Tindaya o Garajonay, o para escuchar a Taburiente o al Colorao. Vamos para conocer su gastronomía, su patrimonio, su gente y, en definitiva, imbuirnos en su cultura, además de desconectar, cambiar la rutina y descansar.

¿No debíamos nosotros, entonces, ofrecer lo mismo a nuestros turistas? ¿Qué es lo que nos diferencia de otros destinos turísticos que también tienen sol y playa? Nuestra cultura. Nuestra cultura que no solo incluye nuestro patrimonio cultural tangible e intangible sino también nuestra propia forma de ser y nuestro paisaje.

¿Tiene sentido ofrecerles a los turistas que nos visitan contenidos y servicios culturales senegaleses, andaluces, hawaianos, americanos, alemanes o austriacos, como algunos se empeñan hacer con el Festival de Música de Canarias en este último caso?

¿Es tan grande nuestro complejo de inferioridad que consideramos que nuestro acervo cultural, nuestro patrimonio, nuestros deportes, nuestro paisaje, nuestra cultura en definitiva no tiene el suficiente interés como para competir con otros destinos turísticos y por ello nos vemos en la imperiosa necesidad de importar cultura foránea y engañar a nuestros turistas con una imagen de nosotros mismos que nada tiene que ver con la realidad?

¿Tenemos que hacer caso de las personas que afirman en importantes medios de comunicación que en Canarias no hay talento y que hay que traer ‘lo bueno’ de fuera?

¿O acaso solo se trata de un problema de dinero que nos obliga a presentar en los recintos turísticos una serie de contenidos y servicios culturales que siendo mucho más baratos, porque entre otras cosas no cumplen con la ley, nada tienen que ver con nuestra cultura?

cultura y turismo en canarias

¿Quién puede y debe producir el cambio?

Soy un acérrimo defensor de que esta situación solo la podemos cambiar con el concurso de todas las partes implicadas: sector turístico, sector de la cultura, la ciudadanía y la clase política.

El sector turístico tiene que tomar consciencia de la importancia, a medio y largo plazo, de los procesos de innovación y de diferenciación con la competencia (otros destinos turísticos) y el papel fundamental que puede jugar en este proceso las Industrias Culturales y Creativas de Canarias.

Por su parte, el sector cultural tiene que reconocer a los 14 millones de turistas que nos visitarán este año como un potencial nicho de mercado, tradicionalmente desatendido, con el diseño y desarrollo de productos y servicios culturales pensados para ellos. O lo que es lo mismo, aplicar procesos de innovación al igual que el sector turístico.

La ciudadanía juega también un papel fundamental en este proceso. No solo porque parte del turismo que visita alguna de nuestras Islas son los propios canarios residentes en otra isla, sino porque los canarios debemos sentirnos orgullosos de los productos y servicios culturales locales y ayudar en los procesos de difusión y articulación tanto entre los turistas que nos visitan, utilizando nuestra natural generosidad y cariño que nos caracteriza como pueblo, como entre nosotros mismos. ¿Cómo vamos a pedir a los turistas que consuman nuestros vinos, quesos, espectáculos, deportes, libros, músicas o museos si nosotros mismos hablamos mal de ellos y no los consumimos? ¿Acaso no son agentes culturales los taxistas, los recepcionistas de hoteles, los camareros o cualquier ciudadano al ayudar y recomendar a un turista un restaurante, un museo, un espectáculo, un libro sobre Canarias o un DVD?

Finalmente, las administraciones deben jugar un papel dinamizador y facilitador de los encuentros entre los sectores implicados, teniendo en cuenta el hándicap de la diferencia de lenguaje que utiliza cada sector, lo que hace el intercambio de ideas extremadamente difícil. También deben incidir en la formación cultural de la ciudadanía así como ayudar a la divulgación y proyección entre los residentes y los turistas de estos cambios en la concepción y proyección de nuestra cultura. Así mismo, y no menos importante, es tarea del Gobierno de Canarias, Cabildos y Ayuntamientos el iniciar ayudas al I+D de productos y servicios culturales para el sector turístico.

Propuestas concretas a modo de ejemplos

Solo a modo de pequeños ejemplos que pudieran servir para iniciar el debate entre sectores, voy a proponer una serie de ideas concretas:

  • La lectura es una de las actividades culturales desarrolladas por una buena parte de nuestros turistas. Sorprende el comprobar cómo los turistas dejan sus libros en complejos turísticos para que otros turistas puedan utilizarlos a su llegada. La variedad de literatura canaria de todos los tiempos, de reconocido prestigio internacional, nos plantearía la posibilidad de ofrecer a nuestros turistas libros traducidos al inglés y al alemán en régimen de préstamo (simplemente dejándolos donde ellos ya dejan sus libros) para la lectura durante su estancia y, posteriormente, a la venta como regalo o recuerdo que llevarse a su país de origen. Los formatos podrían ser digitales (para descarga en tabletas, móviles y dispositivos digitales) o convencionales (formato papel).
  • La música es otro de los productos culturales consumidos por el turismo. La consumen tanto con sus dispositivos digitales mediante auriculares como en los coches de alquiler o en directo en las diferentes actividades que organizan hoteles, bares y restaurantes de Canarias. La variedad de músicas, de todos los estilos, creadas por compositores e intérpretes canarios permitirían ofrecer a nuestros turistas la escucha de estas mediante streaming gratuito o descarga para sus dispositivos digitales o la compra en formatos tangibles como regalo o recuerdo de su viaje. En el caso de los directos en hoteles, bares y restaurantes deberían potenciarse la oferta de productos canarios de calidad diseñados para este sector. Para ello, lo primero que debe hacer la administración es fiscalizar y realizar inspecciones para que se cumpla con la legalidad vigente y se evite el engaño reiterado de la oferta (foráneos que hacen como que tocan el timple o que simulan que tocan el piano y todo ello mientras suena un MIDI mal programado).
  • La gastronomía tal vez sea el producto cultural más solicitado por el turista. Comen todos los días y el ofrecerles nuestros productos autóctonos de prestigio mundial, nuestra cocina tradicional así como nuestra nueva cocina canaria, nuestros caldos de pie franco, nuestros licores que han obtenido reconocimiento internacional, así como bebidas alcohólicas artesanales, que cada día proliferan más en nuestras Islas, son también una forma de vender nuestra cultura y generar riqueza para el sector, tanto para consumo in situ como para objetos de regalo que llevarse. Este elemento cultural es, sin lugar a dudas, el que más se ha logrado introducir, en estos últimos años, en el sector turístico no sin grandes esfuerzos. El que aparezcan quesos canarios en los desayunos y entrantes, o los caldos canarios en las cartas de vino, o las cenas temáticas canarias no se han introducido de un día para otro. Ha costado mucho convencer al empresariado, pero tal vez sea el momento de imitar el modelo para el resto de productos y servicios culturales.
  • Las artes escénicas deben jugar también un papel fundamental en nuestra oferta diferenciadora. Los espectáculos hawaianos, senegaleses o andaluces no nos diferencian. Debemos desarrollar espectáculos que tengan que ver con nuestra rica tradición prehispánica así como posterior, llena de historias y vivencias lo suficientemente interesantes y cautivadoras como para crear espectáculos con los que llegar a todos los públicos ofreciendo un producto diferenciador de otros destinos turísticos que son competencia directa.
  • Segmentos como el colectivo LGBT son grandes consumidores de productos y servicios culturales, con alto poder adquisitivo, que cada vez están acudiendo más a nuestras Islas como destino turístico y que requieren un tratamiento diferenciador que nuestras Industrias Culturales y Creativas pueden y deben ofrecer.
  • Son muchas más las ofertas de productos y servicios culturales que debemos analizar y desarrollar para este sector: desde la moda a los tatuajes pasando por todo lo relativo a las artes plásticasla imagen personal, los complementos, la artesanía, los productos audiovisuales, etc, sin olvidar los deportes que, sin lugar a dudas, forman parte de nuestro acervo cultural.

Difusión y promoción

Otra de las piedras angulares de este binomio es la comunicación y difusión. ¿Cómo pueden saber los turistas que toda esta oferta está a su disposición?

Una característica que, obligatoriamente, tienen que cumplir los productos y servicios culturales en Canarias es la programación anticipada y la periodicidad sistemática. Para poder promocionar y difundir nuestros productos y servicios culturales, estos tienen que estar programados con antelación suficiente y, a poder ser, que se repitan de manera periódica siempre en las mismas fechas y lugares. Todo esto ayuda enormemente a la planificación turística ya que tanto el visitante como el agente cultural saben a qué atenerse.

Ya dije antes que todos somos, en realidad, potenciales agentes culturales capaces de difundir y promocionar nuestros productos y servicios culturales y que debemos tomar consciencia de ello. Pero no es suficiente.

Otra vía sería la confección de un espacio gratuito on line mediante una aplicación que facilite, por isla y por municipio, la oferta de todos los servicios y productos culturales. Convertir Canarias en unas Smart Islands de tal forma que el turista pueda programar, desde el punto de origen, su relación con nuestra cultura. Pero, además, se necesita del apoyo de la publicidad convencional en destino, y principalmente en los propios centros turísticos, además de intentar realizar acuerdos con los operadores turísticos, aunque la experiencia ya nos haya enseñado que estos últimos solo entienden de grandes ‘pellizcos’. Afortunadamente, cada vez son más los turistas que viajan por su cuenta sin la utilización de estos intermediarios, por lo que podemos pensar en modelos de difusión y promoción más eficientes y transparentes tanto en la fase de captación en origen como cuando ya han llegado a su destino turístico en nuestras Islas.