Mariano Rajoy fue ministro de Cultura cuando Aznar. Y seguramente esa experiencia le llevó a prometer desde la oposición, años después, que cuando llegara al Gobierno afrontaría la Ley de Mecenazgo. Una Ley ya resuelta en nuestro entorno europeo con unos resultados realmente alentadores y que aquí no llega.
Ni resolvió el asunto cuando fue ministro, ni cuando fue presidente la primera vez, ni parece que la esperada Ley pase del mero borrador eterno ahora que ha vuelto a ser presidente del Gobierno. Hace ya unos años, en el museo del Prado, con motivo de la donación de la magnífica colección de obras medievales de José Luis Várez Fisa, Rajoy afirmó que “El mecenazgo rompe el prejuicio de reducir la cultura de un país al presupuesto público” lo cual encaja perfectamente en su visión del mundo. Pero lo que también encaja, pero que ha sentado al sector como un jarro de agua fría, ha sido cuando sentenció que “el mecenas no debe esperar nada a cambio” y que “la generosidad no solo depende de los incentivos económicos”, según informaba El País en su momento. Unas declaraciones que parecen querer quitar importancia a una Ley que precisamente regula los beneficios fiscales de las personas físicas y jurídicas que pretendan aportar fondos a la cultura.
Inicialmente se hablaba de un modelo parecido al francés que contemplaría desgravaciones del 60% para las empresas y del 70% para los particulares. Dicho borrador también prevé las microdonaciones mediante deducciones de hasta el 100% en los primeros 150 euros donados y un premio para los mecenas más activos de hasta un 10% adicional. Actualmente las desgravaciones son del 25% de IRPF de lo aportado para los particulares y del 35% para las empresas.
Pero un ministro de Hacienda que subió el IVA a la Cultura hasta el 21% en un desmesurado afán recaudatorio no parecía estar emocionado con la idea de una Ley que permita las exenciones fiscales. Puede que esta sea la clave. El actual, aunque haya bajado el IVA en algunos tramos de la cultura, tampoco se le ve excitado con la cuestión.
Por otro lado, en Canarias, con la llegada de Inés Rojas a la consejería de cultura del Gobierno autonómico en la pasada legislatura, se volvió a escuchar la intención de crear una propia Ley de Mecenazgo por enésima vez. En varias reuniones con el sector la consejera informó que el borrador estaba avanzado y que a finales del 2012 entraría en el Parlamento de Canarias. Desde CanariasCultura.com contactamos con Inés Rojas en aquel momento y nos confirmó que estaban trabajando en un proyecto de borrador de Ley de Mecenazgo para Canarias, ya que realmente se podía afrontar una Ley así a nivel autonómico. “La Ley quiero que sea consensuada y eso significa mucho trabajo” declaró Inés hace ya seis años. A la pregunta de si estaba encontrando reticencias por las ventajas fiscales desde la Hacienda canaria afirmó que no, que no era el caso en las Islas. Inés Rojas también comunicó que estaba planteando medidas que permitieran, por ejemplo, a las familias canarias desgravar partidas gastadas en cultura o las microdonaciones que realizaran a proyectos culturales.
Independientemente de que algunas son las personalidades del mundo de la Cultura que cuestionan la efectividad de una Ley en un momento de crisis económica, como ya apuntara el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, o el que suscribe estas palabras, y que la Ley pudiera interpretarse como la intención de las administraciones de abandonar su obligación de garantizar y promover el acceso a la cultura dejando esta responsabilidad al mercado y a lo privado, la Ley la ha estado esperando el sector como agua de mayo ya que la situación de la cultura en España es realmente de emergencia nacional.
La realidad es que nos encontramos en mayo, quince años después de la inoperativa Ley 49/2002, seguimos sin agua, y la actual responsable de cultura, Mariate Lorenzo, afirma que sigue trabajando en la ‘ley consensuada del nunca jamás’.