Estamos ante la novena novela de Ricardo Blanco. Lo curioso de este nuevo caso es que esta vez el detective es también la víctima. Nada más empezar la historia, el protagonista es atacado y herido por un desconocido en la entrada de su casa. Como dice el autor, «una convalecencia da para mucho. Leer a los clásicos, aprender idiomas o pasar revista a la propia vida». Ricardo Blanco ha sobrevivido pero necesita averiguar quién lo quiere muerto. Empieza así un misterioso viaje por Las Palmas que es también un viaje interior. La obra, que mantiene todos los rasgos de la literatura de Correa, es, además de una novela negra, una reflexión sobre la condición humana y un tratado íntimo sobre el miedo, la venganza y el odio.

El detective nostálgico tiene todos los ingredientes que han hecho de Correa una voz conocida del panorama literario español: un ritmo vertiginoso, una visión socarrona del mundo y un lenguaje poético.

José Luis Correa es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.Tras una breve etapa como autor de relatos cortos, en la que obtiene algunos premios como el Julio Cortázar (La Laguna, 1998) o el Campus (Las Palmas de Gran Canaria, 1999), se instala definitivamente en la novela con títulos como Me mataron tan mal (Premio Benito Pérez Armas, 2000) y Échale un ojo a Carla (Premio Vargas Llosa, 2002). Con la novela Quince días de noviembre (2003) irrumpe en el género negro e inicia la serie que tiene como protagonista al detective Ricardo Blanco, que continuará con Muerte en abril (2004), Muerte de un violinista (2006), Un rastro de sirena (2009), Nuestra Señora de la Luna(2012), Blue Christmas (2013), El verano que murió Chavela (2014) y Mientras seamos jóvenes (2015), todas ellas publicadas en Alba. La obra de Correa ha traspasado nuestras fronteras y ha sido traducida al alemán, italiano y finlandés.