Con el cartel de ‘no hay entradas’ colgado desde hacía semanas, y con gente en la puerta para ver si podía conseguir una entrada en la reventa, se inició ayer jueves 21 la presentación en sociedad de la banda Link Floyd, a la que entrevistamos aquí. Un nuevo proyecto del multi instrumentista Kenneth Suárez y sus secuaces que repasó algunas de las perlas de la extensa discografía de los Pink Floyd a los que ayer rindieron justo y exquisito homenaje. Allí se congregó para la ocasión no solo la vieja guardia de la música canaria y las nuevas generaciones que beben del nectar de los maestros del rock, si no todo un variopinto y heterogéneo público amante de los clásicos.
El concierto empezó con el ya tradicional retraso de 10 minutos ya que eran las 20:30 y todavía la gente no se había sentado en sus butacas. Desde el minuto cero Link Floyd dejó claro para lo que nos habían convocado; un tributo a la mítica banda británica cuidado y estudiado hasta el más mínimo detalle. Y para ello realizaron principalmente un repaso a los trabajos The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979) así como un sentido recuerdo a la primera época liderada por el mítico Syd Barret, el que fuera sustituido posteriormente por el gran David Gilmour por abusar del LSD… o al menos eso dicen las malas lenguas.
Hora y media de show en el que el sonido fue impecable. Utilizando instrumentos originales y ordenadores magistralmente programados para reproducir los característicos efectos del genio Roger Waters, consiguieron mimetizar el universo sonoro psicodélico característico, pero no como un puro ejercicio arqueológico, si no como un trabajo artístico sintiendo y expresando cada acorde, cada melodía, cada solo con el corazón.
Está claro que el repertorio de Pink Floyd formaba parte del acerbo cultural de los músicos que anoche lo interpretaron magistralmente en el CICCA. Con una puesta en escena sobria pero donde estuvo presente el trabajo multimedia y teatral que este trabajo requiere, lograron poner en pie a todo el teatro por lo que se vieron obligados a ofrecer un extenso bis que superó, increíblemente, el climax ya alcanzado durante todo el concierto.
El reto era muy complicado. Interpretar una música que el colectivo tiene grabado a fuego en su memoria a base de destrozar vinilos y cassettes era todo un reto. Un reto superado con creces. Y si bien toda la banda; Kenneth Suarez, Sergio Casquero, Javier Guerra, Francisco Navarro y Besay Brehcist estuvieron soberbios, es de justicia mencionar aquí el buen hacer de los coros liderados por Cristina James que en el imposible solo soul del tema The Great Gig In The Sky no solo lo clavó si no que hizo suyos cada ‘feeling’ de Clare Torry, la cantante que originalmente invitara Alan Parsons a grabar el track original.
En definitiva, un éxito rotundo que seguro seguirá rodando por las Islas y muy presumiblemente fuera de nuestras fronteras naturales. Así que si no estuvieron anoche en el CICCA, seguro que tendrán otra oportunidad.