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Portada del libro El ceniceroDurante varias semanas, bajo el acogedor amparo de Canarias Cultura, tú, mi dilecto lector, tendrás la ocasión de conocer las seis estaciones que representan las historias de «El cenicero», una pequeña y sencilla publicación (sadalone.org, 2013) compuesta por relatos tan breves como intensos, tan hermosos como edificantes.

Tras su lectura, uno no puede más que agradecer la existencia del encomiable y ejemplar proyecto de Barrios Orquestados, una tan grandiosa como humilde, necesaria y efectiva iniciativa cultural, social y educativa que, de la mano de mi admiradísimo José Brito López, está llamada a enraizarse, a medio plazo, en la intrahistoria de Canarias; y a largo, en esa anhelada historia de Canarias que debe ser tomada como modelo de superación, integración y progreso ciudadano.

De la mano de Barrios Orquestados y, más en concreto, del taller de “Creación de narrativa libre de los padres” adscrito a este proyecto, las seis sugestivas piezas que componen esta publicación surgen y, con su aparición, demuestran que, para el caso que nos ocupa, existe la necesidad de buscar espacios donde la palabra artística y cultural pueda adquirir forma y sustancia. El día a día de los vecindarios se construye sobre una suerte de voluntad por la supervivencia, que requiere de una inversión de tiempo y energías elevados; un gasto que, de manera inevitable, aleja al espíritu creador del necesario sosiego para que pueda moldear la inventiva de su visión sobre la experiencia de vivir.

Y por eso mismo, porque los autores de estas historias han hecho un sobreesfuerzo por buscar la manera de que fluyese la creatividad y, con ella, de que germinase más luz sobre nuestro humano huerto, los relatos de esta publicación ya merecen nuestros más encendidos elogios. Pero no podemos quedarnos en esta sola razón, es injusto, ya que se podría caer en la impresión de que la valía de estos escritos radica simplemente en que se hicieron. Si fuese así, no se tendría en cuenta la calidad que atesoran, que no es poca, ni escasa, ni superflua… Al contrario: las narraciones de este librito son extraordinarias. Podrás ver en ellas mucha imaginación, pues no es poca la que hace falta para que un objeto cotidiano, un cenicero, se convierta en algo poético; y mucha conciencia social, ya que después de leer cada historia es imposible no ver un trasfondo que ayude a la reflexión o al planteamiento de cuestiones sobre las que no podemos permanecer impasibles.

Logotipo de Barrios OrquestadosFelicito desde este humilde espacio que me honra ocupar a los autores y, por extensión, a mi querido José Brito; a quien, además, agradezco el privilegio de formar parte de estas historias, aunque solo sea como brizna.

Este agradecimiento quedaría incompleto si no incluyo, por un lado, al gran Víctor Muñoz, uno de los mejores fotógrafos que he tenido la fortuna de conocer y una parte esencial de este pequeño volumen gracias a las perlas visuales que comparten el espacio de estas páginas junto a los textos. Por el otro, a la Librería Vecindario, quien ha asumido el coste de la edición en soporte papel y que ha ejemplificado con su aportación la necesidad del mecenazgo cultural, sobre todo en los tiempos que nos ha tocado vivir.

Y cómo no, gracias, muchísimas gracias también a Enrique Mateu y, por extensión, Canarias Cultura, el extraordinario portal que permitirá que vea la luz la versión electrónica de esta entrañable edición que te invitamos a leer y releer; y de paso, como el que no quiere la cosa, que los seis magníficos relatos te conduzcan a curiosear en internet sobre la razón de ser de Barrios Orquestados, un proyecto tan hermoso como modélico, tan aleccionador como inspirador.

Foto destacada de Chaquetadepollohttp://www.flickr.com/photos/chaquetadepollo/4062762164/

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