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Por aquellas fechas se montó el primer Womad Canarias en Las Canteras. Le hicimos un seguimiento muy profundo. Recuerdo con mucho cariño la entrevista a la gente del Gruppo Sportivo. Yo los conocía de Madrid, donde los había visto un par de veces en Rock Ola. Incluso la sala había sacado una postal navideña con su líder calvorota saludando el nuevo año. Eran un banda que introdujo Jesús Ordovás en el panorama nacional, en esa línea descentralizadora que apoyaba siempre que la calidad lo permitiera. Hablamos con Dania Dévora –organizadora del Womad- y ella nos puso en contacto con José Castellano –años después estuvo en Radio Costa Internacional-, que era el que los recogía en el aeropuerto, los llevaba al hotel, etc.

Quedamos en un bareto que hay en una esquina del López Socas. Llegamos en un taxi y a los cinco minutos allí estaban saliendo de otro los dos cabezas visibles de la banda con José. Nos metimos en el bareto y nos sentamos en una de las mesas de madera, tipo mesón. Sólo había un par de personas en la barra, así que pedimos unas cervecitas y grabadora en mano empezamos a hablar de la new wawe europea y un montón de cosas más. Fue un puntazo. José se había ido a dar una vuelta y allí estábamos, Lola y yo, con el Gruppo Sportivo. Cómo molaba. Estuvimos como 45 minutos; yo me esforzaba por entender lo que decían para poder encajar alguna pregunta sobre la marcha, aparte de las que llevaba ya escritas. Fue tremendo, muy divertido, y se reían continuamente. Buen rollito, que se dice ahora. Al final nos tiramos unas fotos, creo que fue el camarero el que las hizo, y le dimos una voz a José, que estaba fuera, para que viniera a recogerlos. Nos despedimos y los metió de nuevo en un taxi. Su single del momento era Repeatlemania.

También cubríamos a las bandas guiris que venían a La Calle. Recuerdo una entrevista que le hicimos a The Meteors con su líder y algún que otro componente tatuados por todo el cuerpo, preguntándoles sobre aquel espectáculo que les hacía famosos sobre el escenario, con el cantante metiéndose bolas de líquidos sanguinolientos en la boca, mordiéndolas hasta hacerlas explotar y luego chorreando esa especie de sangre por la boca.

Otras bandas entrevistadas fueron The Coleporters, los californianos Barracudas… Y en general todas o la mayoría de las bandas que pasaron por La Calle en lo que fue su época dorada. Íbamos a la prueba de sonido y luego les entrevistábamos en la sauna enana que hacía las veces de camerino, en la que los grupos se refugiaban un momento mientras el público solicitaba un bis, o al terminar, antes de tomarse una copa y poner rumbo al hotel Las Lanzas, en la esquina de la misma calle Sargento Llagas, donde solían pernoctar los músicos.

Fue una etapa alucinante. Se supone que éramos muy profesionales. Llevábamos el guión perfectamente minutado, con los temas que entrarían, la separación de los distintos apartados, las entradas y salidas de los gags de películas que previamente repicábamos de casete a Revox de bobinas para salir con mayor sincronización. Todo estaba escrito. Creíamos en el guión, en la necesidad de una base para poder saltártela si hacía falta. Sobre todo al principio creo que es necesario, pero con el paso del tiempo lo hemos abandonado y sustituido por la continua entrada y salida del estudio camino del control para decir qué será lo siguiente, o mediante el uso del canal interno cabina-control. También es cierto que al principio, para compactar el equipo de trabajo, si el control ve el guión del programa se hace una idea previa y a primera vista de cuál es el formato.

Radio 5 cerró, al menos para nosotros y el resto de programas, y se convirtió en 24 horas de noticias. Así que estábamos en la calle radiofónicamente hablando, pues éste era nuestro hobbie y las habichuelas nos venían por otro lado. Por aquel tiempo, tanto Lola como yo estábamos haciendo el primer Master de Periodismo que montó Prensa Canaria con la ULPGC. Ahí conocimos a mucha gente de medios, como nosotros, pues Lola estaba en Televisión Española y además conmigo en el programa de radio. Uno de los personajes con los que congeniamos muy bien fue con Fernando Macías, el encargado de una radio histórica: Radio Guiniguada, la primera independiente de la capital grancanaria, precisamente aquella a través de la cual hicimos el curso de radio en Lomo Blanco del que hablábamos al principio. Inmediatamente nos ofreció la emisora para colaborar, pues Radio Guiniguada se nutre de colaboradores que aportan una pequeña cantidad mensual y realizan sus programas, previamente aprobados en la asamblea por los miembros de la emisora. La nueva idea la titulamos Las Cintas del Sótano, un homenaje a Dylan y su Basement Tapes. Además nos iba bien, pues el programa sería únicamente de maquetas. Sólo podían sonar temas que no estuvieran publicados comercialmente. Canciones que no se pudieran comprar en la calle. En cuanto un grupo grababa un disco con un tema tal cual lo habíamos pinchado, inmediatamente dejaba de sonar en el programa. Ya no era material para Las Cintas del Sótano. Emitíamos los miércoles, de nueve a diez de la noche, y por allí pasaron también algunos grupos como Los Pulpos o Enrique Mateu. La verdad es que dentro del Master conocimos también a Paco Santana, editor junto con Enrique Bethencour de un periódico educativo editado por la Consejería. Él nos habló de Onda Isleña. Se acababa de crear y pensó que podríamos encajar allí. La verdad es que llevábamos unas semanas buscando radio para hacer, en paralelo a Radio Guiniguada, nuestro En Bandeja de Plata. Habíamos hablado con Antena 3 Radio, con la Cadena Ser y con Radio Paraíso. En las dos primeras hablamos con los máximos responsables y el programa gustaba. En Antena 3 estaba Alfonso O’Shanagan, un tío encantador que nos dio el sí inmediatamente –conocía el programa- pero fue sustituido muy pronto y lo que parecía seguro quedó en nada. En las grandes los problemas giraban en torno a la publicidad –que en realidad era negociable pues cabían además patrocinios oficiales y culturales- y la emisión de maquetas, que no era muy bien vista. Al final la negativa se escondía con frases del tipo:

-Es un programa demasiado elitista.