Una romería era una a peregrinación que un romero hacía a Roma o, por extensión a cualquier lugar santo. Es un ritual católico, que tiene su origen en los viajes que –desde el siglo III- hacían los fieles para visitar las tumbas de los mártires. Las romerías fueron derivando, con el paso del tiempo, hacia la integración de ritos religiosos con diversas manifestaciones populares, como cantos, bailes y ofrendas.
Las romerías son una tradición muy arraigada en la Península Ibérica. En Castilla destaca la celebrada en honor Virgen del Monte de Bolaños de Calatrava (Ciudad Real). En Andalucía tienen especial protagonismo, con ejemplos tan conocidos como la celebrada en Huelva en honor a la Virgen del Rocío. La que realiza con motivo de la festividad de la Virgen de la Cabeza en (Andújar, Jaén) está considerada como la más antigua de España.
En el ámbito hispanoamericano encontramos romerías en Argentina, Costa Rica, Chile o México, algunas de ellas sin contenido religioso, como la que se realiza en honor del político y militar chileno Bernardo O’Higgins.
En Canarias, las romerías tienen la peculiaridad de no ser una peregrinación, sino un paseo en el que se saca al santo por las calles, al que se acompaña de parrandas, carretas, animales y diversas imágenes agrícolas y ganaderas. Aunque algunas tienen cierto anclaje con compromisos votivos, la mayoría son inventos de mediados del siglo XX, en un afán melancólico por evocar las antiguas tradiciones y estéticas rurales. En cierto sentido, son una teatralización evocativa de una realidad inexistente.
La Romería de San Benito Abad, celebrada el segundo domingo de julio es una de las más conocidas en el Archipiélago. Por un día, la ciudad de Aguere se viste de campo y los romeros darán rienda suelta a cantos, bailes y comensalidad compartida.
Feliz romería.
