discografia_siglo_xx_wide

La Discografía Canaria del Siglo XX (Catálogo Comentado de la Discografía Moderna Editada en Canarias desde 1962 a 1999) es un trabajo de investigación sobre la música hecha en las Islas, que pretende sacar a la luz un patrimonio artístico que, por diferentes motivos, es absolutamente desconocido incluso para nosotros mismos, pero no por ello menos importante en la cultura canaria de la segunda mitad del siglo XX.

En esta obra te guiaremos, cronológicamente, por toda la discografía de sello canario cuya primera referencia aparece en Tenerife en 1962. Con árboles genealógicos por décadas, donde se diferencian cada una de las provincias y cada una de las Islas, te facilitaremos un recorrido por lo “desconocido” para que satisfagas todas las incógnitas sobre el mundo underground tan increíblemente maravilloso que nos hemos perdido. O no, porque la música nunca muere. Con un texto de introducción sobre cada década, un listado de la discografía y el árbol genealógico, entrarás de lleno en cada una de las obras, teniendo a tu alcance la ficha técnica de cada disco, su portada y un comentario que te presentará, ubicará y dará las claves de la banda y el disco en cuestión. Con este hilo conductor descubriremos a los pioneros, a los padres de los diferentes movimientos musicales que florecieron en las Islas y que abrieron las puertas para que quien tuviera ganas de aventura fuese a por ella.

Descubriremos también a los promotores que, con más ingenio que otra cosa, pusieron los cimientos para que el movimiento funcionara, amén de convencer a curas y autoridades para celebrar festivales. Con la suerte de estar rodeados de unos seres especiales que adoptaban una postura que se salía de lo normal y ¡querían hacer música! El sueño de grabar discos, tener una carrera discográfica, ese sueño tan inimaginable, y más en los 60, lo hizo real un canario: Teddy Bautista. De esta manera, dinamizó la mentalidad de la juventud canaria y puso en marcha el motor que sólo funciona con este tipo de visiones: Teddy la tuvo con Cliff Richard y The Shadows en el Flamingo cuando tocó con ellos, y la juventud canaria la tuvo con Teddy (“y si él lo consiguió… ¿por qué yo no?”).

Increíble que, en un sitio que muchos consideraban el culo del mundo, surgiera un elemento tan brillante y que su brillo iluminara su entorno e hiciera de referente para que la máquina no se detuviera. Y no se detuvo, porque si ya en los 60 había decenas de grupos en las Islas que querían seguir la estela de Los Canarios (en un mundo aún sin televisión), en los 70, con tiendas que traían instrumentos musicales, discos y revistas, se fue estableciendo un algo que funcionaba milagrosamente en un estado dictatorial.

Las multinacionales sondean Canarias y surgen los primeros contratos, los estudios de grabación, los primeros sellos discográficos y todo empieza a crecer. Y todo gracias a cientos de músicos que se subieron al carro de lo moderno, de lo nuevo, y dejaron sus canciones para gloria de nuestra cultura y que en muchos casos no se les ha reconocido su labor. Y no es que se pretenda homenajear gratuitamente porque sí; lo que se pretende es reconocer su labor artística para que no quede en el olvido. Y sobre todo para conocernos mejor entre nosotros y darnos a conocer hacia el exterior con un trabajo riguroso del que los primeros orgullosos seamos nosotros. Porque cuando estés sumergido/a en la historia de cada disco, te darás cuenta del gran patrimonio musical que poseemos los canarios y que, en la mayoría de los casos, no se ha sabido explotar. O sí, pero una cosa es querer y otra es poder.

Desde que la democracia llegó a este país, en Canarias se han creado diferentes instituciones vinculadas al gobierno regional para apoyar a las artes escénicas que, cegadas por la ignorancia, se limitaron a imponer unas normas que venían de fuera sin estudiar el terreno y la situación que aquí se vivía. Y todo para subvencionar con cantidades ridículas a los grupos y músicos canarios, y así potenciar a la inexistente industria discográfica canaria. Una de las disparatadas exigencias era que estuvieran dados de alta como empresa o empresarios, o sea, que se dieran de alta en licencia fiscal y que pagaran seguros sociales de los miembros del grupo…(¡?). Nadie en Canarias vivía de la música como para permitirse tamaño desembolso y eso dejaba a las claras que nadie, desde el gobierno, conocía la realidad y las especificidades del entorno musical canario. Poco a poco se han ido arreglando las cosas y los grupos han accedido a pequeñas cantidades que han ayudado, sobre todo a partir de los 90, a que salgan más discos a la calle. Y es precisamente en esta década, la de los 90, cuando la revolución tecnológica facilita el hazlo tú mismo, liberando a los creadores de ataduras que la experiencia les había demostrado que no eran nada buenas. La nueva era digital y la invasión de Internet facilitaron mucho las cosas, pero se sigue sin un claro timón. Y no nos referimos al talento de nuestros músicos, sino a otro tipo de problemas que tenemos por el mero hecho de estar alejados.

Encima, hablando de hoy, sólo podemos alucinar con la riquísima cosecha musical que emana de nuestro archipiélago. Pero si te paras a pensar, te darás cuenta que los de ahora han mamado de los de atrás y los de atrás de los de más atrás: conclusión, siempre ha habido un talento sobresaliente en Canarias. Siempre ha habido canciones que han hecho mover el esqueleto al personal y siempre ha faltado el empujoncito que necesitan las cosas para funcionar. La lejanía y todas esas historias reales sobre el coste de la insularidad no han hecho que la inercia discográfica, cargada de ilusión y de grandes temas, se merme lo más mínimo. Es demasiado barato como para no intentarlo. Hoy, con menos de 6.000 euros te grabas un disco, fabricas 1.000 copias, te haces un vídeo y sales en la tele en plan plasta un mes. Si tienes fe en ti mismo, ¿no lo intentarías?

La difusión en el exterior (fuera de Canarias) ya es otra cosa. Los que tienen el dinero nunca han pensado en nuestra música como sector, sino como algo a lo que de vez en cuando se le debe dar una limosna para tener el patio bajo control. Esa ha sido la gran desgracia. En 1994 sobraron 1.600 millones de pesetas y se subvencionó con ese pellizquito al sector audiovisual en Canarias. ¿Cuándo para la música moderna?.

También, volviendo al libro en cuestión, contamos con la colaboración de personas que han vivido de cerca la evolución de la música moderna en Canarias y cuyo testimonio se convierte en fundamental para entender esta historia. Músicos, productores, técnicos de sonido, promotores y periodistas, tanto de las Islas como de fuera, que nos dan una perspectiva personal de su historia y a la vez nuestra historia.

Además, hemos querido incluir un CD con las canciones principales de las que se hablan en este libro y que muchos grupos han cedido para que disfrutes en toda su amplitud de la discografía canaria. Y si no aparece en este CD, seguro que encontrarás algo en Internet en las páginas y links que se adjuntan de las distintas referencias.

Y sin más preámbulos, disponte a disfrutar de la Discografía Canaria del Siglo XX, un libro sobre la historia de la música moderna en Canarias que es mucho más que eso. Es la historia de miles de canarios que quisieron hacer algo diferente a lo que los cánones marcaban y se lo montaron para dejar su granito de arena en forma de música.