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En el período estival, son muchas las fiestas populares en las que salen a la calle los desfiles de Gigantes y Cabezudos, conocidos más como papahuevos (o papagüevos) en las islas, en las que podemos ver a estos pintorescos personajes de cartón piedra, madera y telas, en varias celebraciones que tienen lugar a lo largo de todo el ciclo anual.

Presentes en muchos países de varios continentes, estas representaciones de figuras alegóricas suelen desfilar por las calles acompañadas de bandas de música, y sirven para preludiar alguna fiesta local importante. Parece haber un consenso en cuanto a un origen medieval de la tradición. Una representación alegórica en la procesión del Espíritu Santo en la villa de Allenger (norte de Lisboa), del año 1263, parece ser la crónica más antigua que se conoce del uso de este tipo de imágenes de gigantes. Su conexión con la celebración del Corpus Christi supuso el asentamiento en la estructura festiva de muchos pueblos españoles. Erradicada la utilización de danzas, cortejos y tarascas durante el siglo XVIII ligadas a esta fiesta, algunas de sus expresiones rituales (como los Diabletes de Teguise) se desplazaron de fecha, como sucedió con los Gigantes y Cabezudos.

Según el estudioso Alejandro C. Moreno, las primeras referencias de papahuevos en Canarias datan del siglo XVIII, en la ciudad de La Laguna, como las que hacen Anchieta y Alarcón en 1749 o Viera y Clavijo en 1766.

La isla de Gran Canaria vive con especial fruición los desfiles de sus papagüevos en varios municipios. Santa María de Guía es uno de los principales, que los impulsó en 1950 con la inclusión de nuevas figuras. Desde entonces, la comitiva festiva forma parte de la Fiesta de las Marías, así como de la fiesta de la Virgen de Guía, celebrada cada 15 de agosto.