EFE.- El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) designará al periodista y escritor Francisco Guerra Navarro, conocido por Pancho Guerra, y al sacerdote, investigador y prelado, Santiago Cazorla, con la distinción de hijos predilectos a título póstumo.

El acto tendrá lugar durante el transcurso del pleno ordinario que se celebrará el próximo 11 de octubre, en las Casas Consistoriales del casco de San Bartolomé de Tirajana.

El Consistorio ha propuesto a Pancho Guerra y Santiago Cazorla León, por tratarse de personas nacidas en el municipio que han dejado «un baluarte de incalculable valor histórico», señala un comunicado de la Institución.

El sacerdote Santiago Cazorla, que llegó a ser prelado de honor del papa, nació, en el año 1907, en Los Cercados de Araña, en el seno de una familia pobre y numerosa. Estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, donde fue nombrado doctor en Sagrada Teología y catedrático de Teología Moral.

El párroco y cronista oficial de San Bartolomé de Tirajana escribió libros sobre la historia eclesiástica de Gran Canaria y de Canarias y, además, está considerado como un gran humanista y sacerdote. Murió a los 83 años, el 26 de agosto de 2002 en Las Palmas de Gran Canaria.

Pancho Guerra nació en 1909 con el nombre original de Francisco Guerra Navarro, en la Villa de Tunte, y falleció en Madrid, en 1961.

Autor de varios cuentos, periodista y escritor ha pasado a la historia como el escritor más conocido por sus cuentos, entremeses y memorias del personaje Pepe Monagas.

Además de su contribución a la música canaria -es autor de la pieza ‘Somos costeros’, de la que fue letrista y compositor-, el conjunto de su obra está considerada como costumbrista por el retrato pormenorizado de las tradiciones canarias y el habla popular.

La bibliografía de Francisco Guerra se completa con ‘Tres lunas rojas’, obra de teatro del sello Lorquiano.

La pasión de Pancho Guerra por lo canario y el conocimiento del alma isleña, surge de su «amoroso contacto con las cosas y las gentes del pueblo», según sus propias palabras.

El valor literario e histórico de la obra de Pancho Guerra se complementa con la difusión que el autor realizó del habla canaria, su léxico y sus expresiones.