Los dos títulos que conforman este volumen representan la primera piedra del monumento bibliográfico que nos hemos propuesto erigir como homenaje al profesor don Antonio Cabrera Perera; un reconocimiento este que, a través de esta biblioteca, puede vislumbrarse como un complemento necesario al que la comunidad académica y educativa canaria le rindió hace poco más de una década con la publicación de Studia Humanitatis in honorem Antonio Cabrera Perera. Si en aquella miscelánea el agradecimiento se constituyó a partir de los textos de muchos; en esta, son los textos del maestro, reeditados para la ocasión, los que sirven para edificar nuevamente nuestra gratitud hacia quien fue ejemplar en su labor docente y profesional.

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Al margen de las distancias siderales que hay entre Bally y Sechehaye y los editores de este tomo, dejando a un lado las circunstancias que rodean un proyecto editorial y otro, lo cierto es que no podemos dejar de sentirnos regocijados al comprobar la existencia de lo que podríamos denominar como cierta «conexión analógica» entre este volumen y, por extensión, la idea misma de la Biblioteca Antonio Cabrera Perera (BACP), con el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure; un vínculo que basamos, por una parte, en la determinación de sus discípulos por destacar sobremanera al indiscutible maestro y, por la otra, en el convencimiento de que es necesario que sus enseñanzas siempre estén en el lugar que les corresponde, o sea, muy cerca de todos.

La obra académica, intelectual y creativa de los grandes autores debe agruparse en algún momento para que sea posible acceder a una percepción más nítida del pensamiento y de los frutos con los que nos han iluminado. Esta necesidad, en alguien como don Antonio, con una trayectoria bibliográfica tan significativa como espaciada en el tiempo, entre otras razones por las numerosas responsabilidades institucionales que ha tenido a lo largo de su vida profesional, está más presente que nunca y nos obliga a insistir más en la idoneidad de la reedición de unos contenidos que, para el caso que nos ocupa en este primer tomo, deben servir para que vuelvan a circular de manera visible por los raíles de nuestra sociedad dos trenes librescos singulares: Las Islas Canarias en el Mundo Clásico (1988) y Tratamiento del libro en la biblioteca (1991).

 

Hablamos de manuales, en la acepción de libro en que se compendia lo más sustancial de una materia, que tuvieron en su momento una gran repercusión entre lectores y especialistas por sus excelencias, lo que se constata por el significativo número de referencias, citas y usos que han ido atesorando las citadas obras durante las más de dos décadas de existencia que tienen; y que, por las características de las dos entidades que promovieron su publicación, se quedaron aparcados en alguna que otra reimpresión que, en cualquier caso, no se ha traducido en la posibilidad de adquirirlos al día de hoy por otros cauces que no sean los bibliotecarios o los propios de establecimientos de libros de segunda mano. Nos apena y nos da rabia que, sea por lo que sea, dos textos tan valiosos como los apuntados no hayan sido objeto, hasta este instante, de una mínima voluntad por que estuviesen disponibles para las generaciones actuales. Así pues, debe verse el paso que hemos dado con esta colección como el deseo de cohesionar una producción bibliográfica de primer nivel y la elección de los dos esenciales títulos en el primer tomo como el resultado de una certeza: qué mejor bendición para la magna empresa que dos grandes obras.

Bien. Estupendo. Pero no es suficiente; no, al menos, para quienes nos honramos de ser humildes docentes de Secundaria porque en nuestras intenciones editoras siempre nos ha rondado el pensamiento de que esas nuevas generaciones apuntadas deben estar compuestas, sobre todo, por esos jóvenes que, de manera real o teórica, han sido, son y pueden llegar a ser nuestros alumnos. En ellos hemos pensado; en ellos y, por supuesto, en nuestros colegas de los centros educativos, muchos de los cuales, como nosotros, llegaron a ser discentes del profesor Cabrera Perera.

Con estos destinatarios en el centro de nuestra editora voluntad, hemos convenido que nuestra labor, al margen de ofrecer el texto depurado tras su revisión, debía ir un paso más adelante tomando partido en una selección de contenidos que marcase cierta distancia entre las dos primeras ediciones y la segunda de cada uno, que es la que fija este volumen. Esta mencionada elección realizada permite que el libro se ajuste a ese lector que, en principio, buscamos. Si nuestra pretensión hubiese sido ofrecer nuevamente Las Islas Canarias… y Tratamiento… tal y como vieron la luz por primera vez, bastaba con haber hecho una edición facsímil; pues, por fortuna, ya hay tecnología asequible y factible para ello. Pero hacerlo así hubiese implicado la reproducción de algunas partes originales que, por su carácter tan especializado, hemos considerado no adecuadas para esos lectores que inundaban nuestras conciencias.

A este hecho habría que sumar otro que fue determinante para que desistiésemos de hacer el mentado facsímil o, si se hubiese dado el caso, la edición paleográfica. Ese segundo hecho no fue otro que la esperanza de que este tomo conduzca a nuestros lectores a esos templos del conocimiento en los que depositó el maestro muchos años de sabiduría y buena gestión, las bibliotecas. Nos preguntamos en su momento lo siguiente: ¿y si este libro, leído, asimilado y trabajado, despierta en algún lector el deseo de conocer cómo fueron las versiones príncipe de cada título? En ningún otro sitio que en las santas bibliotecas hubiese saciado este lector ideal su curiosidad. Nos sedujo la posibilidad de que un libro condujese a otro, como si fuese un hiperenlace de Internet. ¿Sentiría nuestro anhelado lector la necesidad de buscar más allá lo que sabe que tiene más acá si todo estuviese en estas páginas?

Una situación aparentemente paradójica puede apreciarse tras lo expuesto: por un lado, queremos rescatar dos títulos que a nuestro juicio merecen seguir vigentes en los catálogos de librerías por su validez; por el otro, no queremos reproducir al ciento por ciento los contenidos de estos títulos tan válidos porque aspiramos a que, después de hacer uso de este primer tomo de la BACP, el lector sienta la necesidad de ir a una biblioteca para conocer la versión completa. ¿Paradójico? Sinceramente, creemos que no. Al fin y al cabo, no estamos haciendo otra cosa que cumplir con la función propia de una edición adaptada o, si nos apuran mucho, de una antología.

El término antología nos gusta, pues connota una selección de lo mejor. Si tenemos en cuenta que obra en nuestras intenciones el que se publique en la citada biblioteca todo lo compuesto por el profesor Cabrera Perera, habrá que concluir que el camino de sus libros y artículos es en sí mismo como una gran antología, pero no de lo más destacado de nuestro maestro, así, en particular, sino de la bibliografía académica, intelectual y creativa hecha en Canarias en general. Todo lo hecho por el profesor forma parte de lo mejor que por estas orillas se ha realizado. Confiamos en que esta adaptación del vocablo permita ver con más claridad el alcance de nuestro homenajeado, su importancia y, por extensión, las razones por las que nos embarcamos en un proyecto tan complejo como apasionante.

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