Pepa Luzardo ha rechazado que se paguen 6.000 euros por la elaboración de un blog de musicología para el Festival de Música de Canarias que, según ella, podría ser cubierto por el equipo de Comunicación de Canarias Cultura en Red.

Semejante desatino solo viene a confirmar nuestra realidad cotidiana, nuestro principal problema: en vez de poner a expertos para que trabajen en su especialidad, ponemos a políticos de carrera en cargos especializados de los que no tienen ni repajolera idea y dicen, y hacen, la primera chorrada que se les viene a la cabeza.

Y lo primero que se la ocurrido a esta responsable del PP es hacer cambios en una de las novedades del Festival, el blog de la canaria Marina Hervás, que ha tenido un rotundo éxito con 13.657 visitas. ¡Pero no queda aquí la cuestión! Es que parece olvidarse que esos 6.000 euros que Luzardo atribuye al Blog son en realidad no solo para el Blog con los 36 artículos musicológicos de Marina, sino también por las cuatro encuestas de satisfacción realizadas a públicos y músicos participantes en español e inglés y publicadas en ese mismo espacio, y por las 26 charlas introductorias a los conciertos, una cada día durante todo el Festival, que Marina Hervás realizó magistralmente, viajando a las siete islas, con notable éxito y ante 2.226 personas.

Como anécdota habría que contar que mientras Pepa Luzardo cuestionaba en Canarias a Marina Hervás, en Barcelona le otorgaban a la musicóloga el doctorado con matrícula cum laude. ¿Es esta la gestión del talento que propone el PP?

Si la musicología del FIMC la dejamos en manos de los funcionarios que sacaron sus plazas como periodistas, y que suficiente trabajo tienen con llevar la comunicación de Canarias Cultura en Red, que es enorme, para además realizar 36 artículos musicológicos de alto octanaje y cada día viajar a una isla para dar una conferencia, el siguiente paso para ahorrar dinero podrá ser que los conciertos los den también funcionarios, pero en este caso del departamento de administración que están acostumbrados a tocar ‘teclados’ y, ya de paso, volver a la esclavitud.

Cada vez que leo una noticia de este tipo, cada vez que compruebo el nivel de algunos de nuestros ‘representantes’ y ‘defensores’ que, como en este caso, confunden las churras con las merinas, o la carrera de periodismo con la de musicología, se me cae el alma a los pies y pienso que no tenemos solución. Que nunca saldremos de este atolladero.

Y digo que no levantaremos cabeza porque cuando parece que en la actualidad hay voluntad política para mirar lo que se hace en nuestro entorno para mejorar -ya que pensar en ser pioneros, innovadores y ejemplo de Europa resulta, al menos de momento, una quimera- vienen los de siempre, los que han estado manejando los hilos, los que han venido realizando maniobras orquestales en la oscuridad confundiendo conceptos, instrumentos y profesiones, a poner el grito en el cielo dando presuntas lecciones magistrales.

Por favor. Sigamos avanzando hacia el siglo XXI. No hagamos caso al ruido de la conjura de los necios y, por el contrario, miremos lo que se está haciendo en todo el mundo para mejorar los festivales y la cultura. No hagamos aquí todo lo contrario con las ideas trasnochadas de los que se quedaron en el siglo pasado.

Recomiendo la lectura de un magnífico documento titulado ‘Music Festivals a Changing World. An International Comparison‘  que pueden descargarse gratuitamente aquí en el que participan  Kai Amberla (executive director of the Finland Festivals Association in Helsinki, Finland), Claudine Audet (research fellow at the Ministry of Culture and Communications of Quebec, Canada), Lluís Bonet (professor of applied economics and the director of the Cultural Management Program at the University of Barcelona, Spain), Luisella Carnelli (researcher at the Performing Arts Organization and a consultant at the Fondazione Fitzcarraldo, Torino, Italy), Tino Carreño (cultural manager and a research professor at the Cultural Management Postgraduate Program, University of Barcelona), Luca Dal Pozzolo (head of research at the Fondazione Fitzcarraldo and the director of the Piedmont Cultural Observatory, Turin, Italy), Aurélien Djakouane (post-doctoral fellow in political science at the University of Montpellier I, France), Michel Guérin is the director of the Observatory of Cultural Policies of the Ministry of the Wallonia-Brussels Federation, Belgium), Marie Jourda (CNRS senior research engineer at CEPEL, University of Montpellier I, France), Christopher Maughan (associate research fellow at the Faculty of Art, Design and Humanities at De Montfort University, Leicester,United Kingdom), Emmanuel Négrier (CNRS senior research fellow in political science at CEPEL, University of Montpellier I, France), Isabelle Paindavoine (research fellow at the Observatory of Cultural Policies of the Ministry of the Wallonia-Brussels Federation, Belgium), Béatrice Reynaerts (director of the Documentation Center at the Observatory of Cultural Policies of the Ministry of the Wallonia-Brussels Federation, Belgium), Diane Saint-Pierre (professor at the National Institute for Scientific Research and the director of the Cultural Policies Department at the INRS), Chaire Fernand-Dumont (Cultural Policy, Quebec, Canada), Sara Tannå (sociologist (University of Umeå) and independent scholar in Stockholm, Sweden), Ulrich Suter (manager of the Seetaler Poesiesommer Festival), Heidi Taskinen (senior specialist at the City of Helsinki Urban Facts Department, Finland), Jorid Vaagland (senior lecturer in cultural project management at Lillehammer University College, Norway), János Zoltán Szabó (senior development officer at the Ministry of Human Resources and a lecturer at ELTE University, Budapest, Hungary).

Se trata de un estudio comparativo de festivales, realizado por estos solventes profesionales durante más de tres años y por nueve asociaciones de festivales europeos a los que posteriormente se unieron el Instituto Nacional de Investigación (INRS) y el Ministerio de Cultura y Comunicaciones de Quebec, que sitúa en un contexto crítico a estos festivales con la intención de obtener una comprensión de las nuevas políticas culturales que se deben aplicar hoy, y que ya se están aplicando, en Europa.

Debemos mirar al pasado solo para aprender de los errores y tomar consciencia de los aciertos. Pero tenemos, sobre todo, que mirar al futuro, mirar a la Europa avanzada, utilizar a los profesionales especializados, para tratar de ponernos a la altura de nuestro entorno en el menor tiempo posible y recuperar tanto tiempo perdido.

Se han presentado 17 candidatos al cargo de director del Festival de Música de Canarias. Diecisiete valientes, con la que está cayendo. Entre ellos hay de los que miran para atrás, como mira Pepa Luzardo pero sin presentarse, y los hay de los que miran al futuro sin deberle nada a nadie.

Veremos si gana el ruido mediático o si gana la cultura. En breve tendremos la respuesta.