tea visitaTEA Tenerife Espacio de las Artes ha organizado el próximo sábado [día 30], a partir de las 18,00 horas, la última visita guiada a la exposición Piel de gallina. Regina José Galindo. Las personas interesadas pueden reservar su plaza en el 922 84 90 90, de martes a domingo, de 10,00 a 20,00 horas. El recorrido lo harán acompañados de la conservadora de TEA, Yolanda Peralta. Esta muestra Piel de gallina. Regina José Galindo es una coproducción del centro de arte contemporáneo del Cabildo de Tenerife con Artium-Vitoria y el CAAM, que se clausura este domingo [día 31].

Esta será, por tanto, la última oportunidad de asistir a un recorrido guiado en el que Yolanda Peralta ofrecerá detalles de esta muestra, la primera que se dedica en España a la artista Regina José Galindo (Guatemala, 1974), cuyos trabajos son metáforas del sufrimiento y la justicia social. Piel de gallina es una exposición con vídeos y fotografías de sus performances desde 1999, junto con objetos, algunos de ellos con carácter escultórico, como rastros de acciones y fetiches de un duelo constante.

Regina José Galindo, quien estuvo en la inauguración de su muestra, felicitó entonces al equipo de TEA Tenerife Espacio de las Artes por el trabajo que han realizado en esta exposición. “Siempre que presento mis trabajos lo hago con nervios, pero finalmente constituye un alivio ver que mis ideas se pueden transportar a otros pueblos y otras generaciones”. “Las preguntas que me hago yo con mis obras son las mismas que se hacen al otro lado del charco; trato de conseguir una empatía con el público porque los individuos somos los mismos, independientemente del lugar donde nacemos”, señaló Galindo en la presentación de Piel de gallina en TEA.

La exposición -comisariada por Blanca de la Torre (León, 1977)- está organizada en cinco espacios diferenciados. En el primero de ellos, la enunciación es el vehículo para expresar los conceptos y la palabra. Comienza con el vídeo de su primera performance, Lo voy a gritar al viento (1999), en la que, colgada de un edificio público lee sus poemas, y concluye con el de Perra (2005), en el que escribe esta palabra sobre uno de sus muslos como denuncia de los ataques contra mujeres en Guatemala, donde aparecían cuerpos torturados y con inscripciones hechas a cuchillo. El cielo llora tanto que debería ser mujer (1999), El dolor en un pañuelo (1999) y No perdemos nada con nacer (2000) son performances cuyos vídeos se proyectan en este ámbito.

En el segundo espacio Regina Galindo se muestra al espectador como un cuerpo desdoblado, colocado en la piel del otro, del que sufre o está sometido a la injusticia. Aquí se presentan registros de performances como Mientras, ellos siguen libres (2007), en la que, embarazada de ocho meses, la artista permaneció tumbada y atada a una cama como en los relatos de las mujeres indígenas embarazadas violadas durante el conflicto armado de Guatemala en los años 70 y 80, en los que se produjo un auténtico genocidio indígena. En Recorte por la línea (2005), un cotizado cirujano plástico marca sobre el cuerpo de la artista las áreas que deberían ser intervenidas para tener un cuerpo perfecto según los cánones estéticos de la sociedad occidental. Lucha (2002) y Angelina (2001) son performances presentes en esta área de la exposición.

El tercer ámbito de Piel de gallina es el de la melancolía y duelo; en él pueden verse las obras quizás más descarnadas de Regina Galindo, aquellas en las que se explicitan situaciones de tortura que remiten al sufrimiento y la muerte de otros. En Confesión (2007), la artista se somete al conocido como «submarino», una práctica en la que la cabeza de la víctima es sumergida en un líquido para provocar el efecto del ahogamiento. En 150.000 voltios (2007), Galindo recibe una descarga de un dispositivo eléctrico utilizado por la policía guatemalteca para detener sospechosos. Cepo (2007), Peso (2006) y Limpieza social (2006) están también en esta estancia.

Hay en Piel de gallina un espacio central en el que Regina José Galindo construye una ficción sobre la Bienal de Venecia, para la que ha sido seleccionada cuatro veces y en la que, en 2005, ganó el prestigioso León de Oro. Una reproducción del galardón, en el centro del espacio, articula la ubicación de obras contundentes como ¿Quién puede borrar las huellas? (2003), performance en la que Regina Galindo recorre la distancia entre la Corte de Constitucionalidad y el Palacio Nacional de Guatemala descalza y dejando un rastro de huellas de sangre en memoria de las víctimas del conflicto interno y como denuncia de la candidatura presidencial del genocida y golpista Efraín Ríos Montt. O Golpes (2005), en la que, encerrada en un pequeño cubículo la artista se da un golpe por cada una de las mujeres asesinadas en Guatemala entre el 1 de enero y el nueve de junio de 2005. Himenoplastia (2004), Piel (2001) y Saqueo (2010) completan este ámbito, en el que se cuestiona sobre las implicaciones y contradicciones de participar en eventos del tipo de la Bienal de Venecia y el efecto sobre su trayectoria artística.

La exposición concluye en dos espacios protagonizados por performances en las que las acciones se transfieren a otros, bien como aquél sobre el que recae directamente la acción, como un personaje más o como un agente sin el que la acción no sucedería. Es el caso de Caparazón (2010), performance en la que la artista se refugia en posición fetal bajo una cúpula transparente blindada mientras una serie de hombres golpean la superficie con palos hasta romperlos. O el de Hermana (2010), en el que una mujer indígena guatemalteca agrede reiteradamente a la artista. Objeto (2010), Punto ciego (2010), Joroba (2010), XX (2007), La conquista (2009) y Marabunta (2012) se encuentran también en este espacio.