maria_belen_morales_wide

Foto de María Belén MoralesMaría Belén Morales (Tenerife, 1928), creadora canaria de obra universal, voraz investigadora de nuevas técnicas para descubrirnos su propio paisaje interior. Autora de esculturas que invitan a tocar, a sentir, a disfrutar, a amar. Con una dilatada carrera profesional jalonada de premios y distinciones es, desde hace mucho tiempo y por derecho propio, una de nuestras más respetadas y reputadas artistas. Con una mente privilegiada y una voluntad admirable conversamos «telegraficamente», como dice ella, para esta honesta entrevista.

– Su madre era aficionada a la pintura ¿Hasta qué punto esto marcó su interés por el arte?

«La influencia de las madres siempre ha sido inevitable, sobre todo en aquella época de la Guerra Civil en que estábamos muy controladas por una sociedad atemorizada. Se vivía de puertas adentro, pero en mi casa siempre hubo un ambiente artístico, con tíos que pintaban o tocaban el piano. Me gustaba jugar con barro y mi madre, que había recibido clases de pintura con Robayna, me regaló mi primer libro, sobre Rodin. Mi vocación fue la escultura, y aprendí el oficio con mi tío Enrique Cejas Zaldívar, antes de estudiar Bellas Artes.

– En las Islas de los años 40 ¿Cómo se veía el que una chica de familia bien se interesara por el mundo del arte?

«Con la influencia de todo ese ambiente creativo yo no podía salir de otra manera, aunque tuve limitaciones que no me permitieron estudiar en Barcelona como yo quería. Había otro sector de la familia que esperaba otra cosa de mí, pero conseguí hacer mis estudios en Tenerife».

– Si el mundo del arte no estaba bien considerado para una mujer, el que se metiera en un taller a soldar tampoco estaría muy bien visto…

«Nunca me sentí coartada por determinadas miradas o murmullos, siempre sentí que trabajaba entre amigos respetuosos y colaboradores. El trabajar con artesanos fue una gran experiencia de aprendizaje, pues aprendí a soldar, poner remaches, tratar el hierro en el yunque, manejar los óxidos, etc. Eso no se enseñaba en Bellas Artes, y conocer al maestro herrero José Almenar en su taller de Tacoronte fue decisivo».

– Desde sus inicios se relacionó con creadores de otras disciplinas artísticas ¿Considera usted importante en el desarrollo de una carrera artística el compartir experiencias y puntos de vista con otros creadores?

«La relación con otros compañeros, el intercambio de ideas, las discusiones eran cosa lógica y normal en la plaza de Ireneo González, antes de entrar a Artes y Oficios y más tarde a Bellas Artes. En aquellas tertulias no sólo estábamos los de artes plásticas, como Chevilly, Vicente Borges, Enrique Lite, sino también poetas como Rafa Arozarena, Julián Herraiz, Julio Tovar o Víctor Galtier, que murió tan joven, pero que ya había publicado Cadena de espumas. Fue una época de grandes ilusiones».

– En 1959 se produce un cambio profundo en su obra ¿Qué pasó exactamente?

«Después de tanto academicismo sentíamos que debíamos buscar nuestra propia expresión. Presentía que tendría que venir un cambio, una mayor libertad en la expresión plástica. Yo sentía una transformación interior, y empecé a experimentar con nuevos materiales, sintetizando la forma. El participar activamente en el grupo “Nuestro Arte” con Pedro González, Miguel Tarquis y Antonio Vizcaya  supuso encontrar ese espíritu de apertura, el apoyo de los compañeros, el ambiente renovador que estaba haciendo falta en Santa Cruz. Nos respaldaban los supervivientes del grupo de Gaceta de Arte, Eduardo Westerdahl, Domingo Pérez Minik y Pedro García Cabrera, porque con ellos no hubo enfrentamiento generacional».

 – ¿Cómo sintetizaría usted su propia evolución en estos 60 años de trabajo intenso?

«Largos períodos de reflexión y estudio, constante evolución y experimentación para llegar a la síntesis de la forma».

 – ¿Existen claves para el éxito?

«La clave del éxito es el trabajo, pero si lo consigues es una emoción efímera».

– ¿Qué hitos de su carrera profesional han marcado su corazón?

«Los premios de honor al principio de mi carrera fueron un gran estímulo, y también la invitación a la exposición itinerante por capitales andaluzas con esculturas que hice en talleres de Córdoba. O la emoción de hacer la escultura en honor a los desaparecidos del penal de Fyffes. El reconocimiento de los artistas más jóvenes a tantos años de trabajo, o que museos como el de Arte Contemporáneo de Lanzarote, el CAAM o el TEA hayan adquirido algunas obras, son satisfacciones no para alimentar la vanidad, sino impulsos que me animan a seguir».

– ¿Y qué hitos personales han marcado su carrera?

«Los cambios históricos y experiencias vitales como el amor, los hijos, la amistad o las pérdidas de seres queridos, condicionan de una manera o de otra tu visión del mundo y por lo tanto tu propia obra. La amistad y el diálogo con personas creativas como Maud Westerdahl, Pilar Lojendio o Vicky Penfold influyó mucho en mi creatividad».

– Muchos artistas canarios de vanguardia han denunciado la falta de apoyo y comprensión histórica hacia su trabajo en las Islas y la necesidad de emigrar ¿Cuál es su visión del asunto?

«Hay artistas que se han ido a estudiar o a trabajar fuera de las Islas, con o sin apoyo oficial, movidos por la inquietud, pues el salir enriquece espiritualmente y se adquieren otras experiencias. Otra cosa es la emigración forzosa que estamos viendo. Ahora la falta de presupuestos para cultura me hace recordar la posguerra. A veces no falta dinero, sino la estima por la creación artística como un bien social. Volvemos a estar aislados y muy pocos pueden vivir de su profesión. Es la hora de luchar, de resistir y de tomar esta época como etapa de reflexión para aguzar la creatividad. No es momento de acongojarse (ya me entiende). Me alegra cuando veo gente joven que trabaja, expone, etc. Esto es lo que mantiene viva a esta ciudad adormecida».

– ¿Cuál será su próximo reto creativo?

«He clausurado la exposición en TEA donde expuse dos esculturas que marcarán mi proyecto de futuro en la creación. Rita Levy, la neuróloga premio Nobel, dijo en una conferencia que dio a los 100 años que la cabeza es una cosa y el cuerpo es otra. María Rosa Alonso, que también fue longeva, decía algo parecido. Si me faltaran las fuerzas para lidiar con materiales, seguiría dibujando o soñando sobre el papel».

– Usted ha vivido la transición en primera fila. Desde el punto de vista de la cultura y la política ¿cómo ha percibido la evolución de ese binomio?

«Antes de la transición no había libertad de expresión, pero había una gran fuerza creativa; después se democratizó la cultura y la educación, y hubo apoyos oficiales que beneficiaron la actividad cultural. En los 80 se vio una verdadera eclosión de artistas jóvenes con mejores medios para exponer dentro y fuera de las Islas, pero eso… fue en otro milenio».

– Y desde el punto de vista del público y la cultura ¿Cómo ha evolucionado esta relación?

«En los 80 y 90 se veía un público amplio incorporado a la vida cultural, pero la oferta se ha reducido y la economía actual lo ha paralizado casi todo».

– Desde su trayectoria personal habrá vivido situaciones complicadas… ¿Cómo percibe la situación actual (económica y política) en relación con la cultura y el arte?

«Mal, muy mal. Mientras haya desahucios y comedores de caridad parece difícil valorar la política. Si se violan derechos humanos y principios que están en la Constitución, nada puede estar bien».

– Usted tiene una preciosa y completa página web ¿Qué opinión le merece la revolución digital?

«Magnífica, la tecnología nos ha acercado a todo el mundo, nos ayuda a traspasar la línea del horizonte que nos aísla.  Pero si se hace mal uso de ella es un peligro, a la vista está.

– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?

«Tengo un anecdotario como para un libro. Recuerdo que estando en el taller de Almenar, un señor que pasaba todas las tardes por allí a la vuelta del campo, vio una de mis esculturas de hierro, de la serie Atlántica y me preguntó: “Y usted ¿qué?, ¿sigue haciendo chimeneas?”».

– ¿Qué consejos le daría a una persona que se inicia como escultor?

«Que tenga mucha voluntad y no se deje vencer por las dificultades técnicas que se presentan en la escultura. Tienes que sentir la forma dentro de ti desde el primer boceto, ver su base y su eje».

 

 

http://www.mariabelenmorales.es

http://www.racba.es/index.php/academicos/44/106-morales-gomez-maria-belen

http://www.galeriamagdalazaro.es/index.php?/artistas/maria-belen-morales/