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El 13 de diciembre se celebra Santa Lucía, una de las primeras mártires cristianas, nacida en Siracusa y patrona de los ciegos y la vista. En este día, muchos pueblos de tradición católica montaban el belén y se disponían a dar comienzo a la celebración de la Navidad, fiesta solar muy vinculada en su origen y ritos a la relación entre la luz y las tinieblas, tal como reza el romancero popular:

El Día de Santa Lucía
crecen las noches y menguan los días.

La fiesta más famosa en Europa es, sin duda, la que tiene lugar en Suecia, donde el desfilar de muchachas con velas en sus cabezas es un icono bien conocido. En España, encontramos romerías como la que tiene lugar en San Martín del Rey Aurelio (Asturias), donde acuden los devotos a cumplir promesas y a comer potaje de nabos.

En nuestras islas, el municipio grancanario de Santa Lucía lo celebra con gran profusión de actos. Desde Suecia traen una imagen de la Santa y organizan la Romería de Los Labradores o el Día del Haragán. También en La Palma  (Puntallana)  tiene especial arraigo, con procesiones, ventorrillos y demás actos, en torno a una ermita donde se venera una talla flamenca del siglo XVI.

En Lanzarote, aún algunas personas mayores siguen la costumbre de “velar la Santa” durante la noche del 13 al 14 de diciembre, durante la cual se juega a la lotería, se cantan coplas y cuentan historias hasta que clarea el día. En el municipio de Tías tenía lugar la antigua celebración conocida como La Fiesta de la Santa, que transcurría entre el 12 y el 24 de diciembre. Durante esos días, en muchas casas, se rezaba el rosario, se hacían juegos (los granos, el anillito, el limón, los suspiros…) y se cantaban coplas.