La exposición gráfica, «Arnold Haukeland, escultor. Los años en Icod (1968-1975)», arroja un poco de luz sobre la estancia en este municipio de quien es considerado padre de la escultura moderna noruega

 

Arnold HaukelandLa historia cultural de Canarias está atravesada por estancias y viajes de creadores internacionales de primera fila que vieron en nuestras islas el destino ideal para descansar o reinventarse. Naturalmente esos milagros tienen que ver con el desarrollo turístico que sufrieron las Islas desde principios de la década 1960. Algunas de esas estancias duraron años, otras apenas no se prolongaron más de un par horas. El escritor de fama mundial, Jorge Luis Borges, por ejemplo, escribió un soneto en Canarias, exactamente en el puerto de Las Palmas, y tal vez ni llegara a desembarcar del buque que lo transportaba hacia la Península. Otros, como el poeta Basil Bunting, que vivió en La Orotava (Tenerife) desempañando oscuras labores gubernamentales, permanecieron años entre nosotros. Lo mismo puede decirse de Pierre Alechinsky, Ernesto Tatafiore o Salvatore Salvo. La lista es interminable.

El caso del escultor noruego Arnold Haukeland (1920-1983) sin duda es especial. Llegó a Tenerife en el año 1968 y en seguida se quedó prendado del silencio y la belleza del Icod de aquellos años. Nada más echar un vistazo al valle en que descansa la ciudad, Haukeland y su esposa Randi adquirieron una casa rodeada por un jardín lleno plantas: la Casa Randi. Allí permanecerían durante casi ocho años.

Auspiciada por TEA Tenerife Espacio de las Artes, el Ayuntamiento de Icod, el Cabildo de Tenerife y The Haukeland Collection, y comisariada por Lars Petter Amundsen, la exposición que se inaugurará en Icod el sábado día 26 a las 12:00 horas, en la Casa Lorenzo-Cáceres, trata de clarificar mediante un amplio aparato gráfico los aspectos más sobresalientes de la vida y los trabajos de Haukeland en este municipio del norte de Tenerife.

El escultor no vino a descansar simplemente, ni a seguir creando como hasta entonces sus piezas de acero. Haukeland vino para dejarse influir por las visiones que esta parte del Archipiélago le brindaba. Y uno de los primeros cambios que la atmósfera insular operó en sus trabajos fue el color. Deslumbrado por la luz y las potentes tonalidades de Canarias, el artista incorporó a sus obras colores vivos, sobre todo el rojo. Y no sólo el color, también ciertas formas, materias y temas canarios fueron enriqueciendo su proceso de creación.

Andando el tiempo, Haukeland llegó a acariciar la idea de crear y regalar al pueblo de Icod una escultura. De entre los bocetos realizados en Icod por el artista y conservados en Noruega tras su muerte, uno con forma de pájaro rojo (tema al que Haukeland volvía mucho durante su estancia en este municipio) es el que podrá admirarse en esta exposición.

Además de este esbozo, una treinta de fotos y carteles explicativos, algunas esculturas de ocasión (que Haukeland dejó en su casa), una película documental y abundante material gráfico dan cuenta del vínculo emocional que se estableció entre este municipio y el artista noruego.