Isaac Rosa

Isaac Rosa (Sevilla, 1974) participará, el lunes 29 de mayo a las 19.30 horas, en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife junto a la también escritora Elvira Navarro en la mesa redonda “Contar (nos) qué (nos) pasa”. Moderada por el profesor de Literatura española de la Universidad de Cádiz José Jurado, se hablará del auge de la llamada “novela de la crisis” suscitada tras la coyuntura económica sufrida en España desde 2008 y de la situación actual de la narrativa española en unos tiempos en los que según asegura el articulista de eldiario.es “los escritores no estamos sabiendo contar qué pasa”.

¿Fueron los escritores españoles capaces de escribir el relato de la crisis?

Con pocas excepciones, creo que los escritores no estamos sabiendo contar qué pasa, qué nos pasa. Hay quien dice que hace falta más tiempo, más distancia, pero yo creo que es una incapacidad que tiene más que ver con inercias propias de la literatura que se viene escribiendo desde la Transición hasta hoy. Sería largo de discutir, pero resumiendo: la literatura actual no sabe contar la crisis, de la misma forma que no sabía contar el tiempo previo a la crisis, en el que también había conflictos que quedaban fuera de las novelas.

¿No cree que se ha escrito mucha novela sobre la crisis?

No, no lo creo. Puede que haya novelas con crisis de fondo, igual que hay novelas con guerra civil de fondo. Hay un espejismo por la aparición de algunas novelas más en clave testimonial, periodística, a las que el medio cultural correo a ponerles la etiqueta de “novela de la crisis”, pero no dejan de ser pocas y no muy interesantes, en mi opinión. Yo echo de menos relatos ficticios que permitan entender qué está pasando, usando las herramientas propias de la narrativa, que favorece una mirada diferente, más compleja, más incómoda. Sin embargo, la ficción literaria parece hoy retraída ante el empuje de otras formas de ficción no reconocidas como tales: la política, la economía o el periodismo, todos ellos constructores de relatos con base narrativa.

¿Sigue pensando que la novela tiende a la irrelevancia social?

No es que yo lo piense, es algo evidente, me parece. Con la única excepción del fenómeno “Patria” de Aramburu, de cuyas causas e implicaciones sería largo hablar, las novelas no forman parte hoy de la discusión ciudadana. Mientras la ciudadanía se ha repolitizado, en un sentido ciudadano de lo político, la novela sigue mirándose el ombligo.

Aquí vivió ha sido su primera novela gráfica ¿cómo ha sido la experiencia?

Yo empecé como lector de cómic, y no he dejado de leerlos. Quise ser dibujante antes que escritor, así que escribir un guión de novela gráfica tiene mucho de sueño cumplido. Pero más allá de lo personal, ha sido una experiencia rica en dos sentidos: en lo formal, por trabajar con otro lenguaje, otros códigos, otros recursos que permiten una mirada diferente. Y en lo temático, por el contacto con las plataformas de afectados por desahucios, todo un aprendizaje.

En la obra habla se habla de desahucios y se orienta a un público juvenil ¿por qué?

Inicialmente sí, pensábamos en lectores más bien adolescentes, y de hecho es un libro que funciona muy bien en institutos, para trabajar temas sociales con los alumnos. Pero ha llegado a todo tipo de lectores, de toda edad y condición. Y para todos, jóvenes y adultos, la propuesta es la misma: no tanto denunciar una realidad más o menos conocida (los desahucios), como compartir ese aprendizaje del que hablaba antes. Suelo decir que ahí se concentran las dos caras de la crisis española: en los desahucios está lo peor que nos ha pasado como sociedad en muchos años (el castigo a cientos de miles de familias desahuciadas), pero también lo mejor que nos ha pasado en décadas (la experiencia de lucha colectiva).

¿Cree que volveremos a caer en el caos de la crisis y la burbuja inmobiliaria?

La crisis inmobiliaria no ha sido la primera que conocemos en España, ni será la última, me temo. Hoy estamos viéndolo en el mercado de alquiler, demostrando que la vivienda sigue sin ser un derecho y sí un elemento de especulación, enriquecimiento y corrupción. Por ahí hemos avanzado poco.

En cada una de sus novelas se produce una ruptura temática y formal ¿cuál es el motivo?

Es una cuestión de eficacia: encontrar la forma más eficaz para contar lo que quiero. Aunque puede haber rasgos comunes en mis libros, cada tema exige un planteamiento formal, y para mí la literatura sigue siendo un campo de experimentación al que no renuncio.

¿Qué literatura le interesa a Isaac Rosa?

Aunque pueda parecerlo por mi escritura, no soy nada prejuicioso, no leo solo novela “política”. Me interesa todo, incluso lo más alejado de mis planteamientos, o precisamente más en esos casos, porque no hay novela que no transmita una visión del mundo, una representación y una interpretación de la realidad, y todas me interesan, aunque sea para discutir con ellas. Más allá de eso, mis autores de cabecera comparten una ambición literaria y una mirada crítica.

¿Qué está pasando en España para que un 39% de la población reconozca que no lee un libro al año?

Desconfío de ese tipo de encuestas, pero asumo que la lectura pasa horas bajas. Suele señalarse la competencia de otros consumos culturales, pero tampoco tengo una reflexión muy elaborada sobre el tema. Lo que sí constato es que los propios escritores, y hablo por mí y por colegas conocidos, leemos menos que nunca.

¿Cómo explica el éxito de Patria de Fernando Aramburu y la coincidencia en sus halagos por parte de público y crítica?

Me parece un fenómeno interesante, que admite muchas lecturas, pero soy prudente y no haré la mía sin haber leído antes la novela. Solo una intuición: el fenómeno “Patria” se parece algo al que en su día vivió “Soldados de Salamina”, de Cercas. Una mezcla de don de la oportunidad, conexión con un debate social abierto (la memoria histórica entonces, la Euskadi post-ETA hoy), eficacia literaria, relato consensual-conciliador, y respaldo mediático y cultural. Pero insisto, sin haber leído aún la novela no me aventuro más.

Publica un cuento mensual en la revista La marea, tal vez sea la ficción la mejor manera de explicar lo que pasa en España…

Mis cuentos de “La Marea” son un intento de buscar un territorio a medio camino entre la ficción y el periodismo, explorar las posibilidades de la narrativa para mirar desde otros lugares, más escorados, más inusuales, todo aquello que ya nos muestra el buen periodismo. Intento que mis cuentos encajen en el discurso de una revista crítica, independiente y cooperativa; pero también reivindico el lugar de la ficción en los medios, que parece que los cuentos solo caben en los periódicos cuando llega el verano, como descanso de la actualidad informativa.